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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

domingo, 11 de septiembre de 2016

5-Volando.

 —¿Pau?, Pro me dijo que...—empezó Aleix.
—Bla bla bla, esos inútiles no se dieron cuenta de nada—le dijo R,—te dijo que morí, luego que solo mi alma estaba poseída. Es cierto que morí, como Pau, pero renací como R.
—Y tu alma esta poseída.
—Lo siento Aleix, pero no puedes vencerme, la dictadura a nivel mundial es la única solución.
—Algunos filósofos declaraban que la dictadura es lo contrario a una monarquía.
—¿Y?
—Que definen monarquía como la forma de mandato de un hombre sabio sobre su nación, si la dictadura es lo contrario, no serás más que alguien idiota y rahez.
—Me la suda por el cuello. Pero estás a tiempo, Aleix, únete a mí, de hermano a hermano.
—Tú lo has dicho, mi hermano ha muerto. Tú lo has matado, pero yo haré que vuelva.
—¿Cómo?
—En este lugar eres como un dios, ¿no?
—Si, ¿y?
—Que suerte que mi avatar sea como el tuyo.
En ese momento, Aleix activó su daga para que se formase ese sable de fuego, R empezó a hacer sonar su sierra. Se abalanzaron el uno contra el otro, proporcionando cada uno golpes con su arma, golpes que el otro siempre paraba con su arma.
—Sin duda estamos equivalentes—empezó R,—o quizás no.
En ese momento empezó a elevarse a palmos, estaba volando. Empezó a dar vueltas sin parar, haciendo que Aleix se marease.
—Aleix—dijo pro,—la saeta de platino.
Aleix apuntó a R con el brazo izquierdo y lanzó un par de flechas platino. Vio como éstas perseguían a R, no tenían un rumbo directo como suelen tener las flechas corrientes. R cayó al suelo y Pro volvió a comunicarse con Aleix.
—Usa una cían, pero mantenla en tu mano y piensa que es como una goma elástica.
Aleix hizo caso, lanzó una flecha cían y vio como una flecha dejaba un rastro eléctrico que empezaba en su manos y acababa en su oponente. R se levantó a los aires y se alejó intentando soltarse de ese rayo. Pero Aleix no le dejaba, esperó un momento y lo soltó.
En ese momento R se vio envuelto de rayos por unos segundos y volvió a caer al suelo. Se levantó furioso, se dirigió corriendo a Aleix para hacerle una estocada con la sierra. Pero Aleix la evitó sin problemas gracias a su velocidad. Pero R le cogió su sable de fuego y se lo clavó en el pechó.
Aleix pensó que volvería a la realidad, pero vio como su piel se volvía oscura, como se hacía más grande, notaba dolor en su cabeza, brazos, espalda y piernas. Le estaban saliendo cuernos en al cráneo, codos, muñecas, rodillas y vértebras. Parecía un demonio de dos metros y medio, quizás algo más.
En ese momento R empezó a retroceder asustado, Aleix rugió provocando un seísmo que hizo caer a R al suelo. Después de eso, Aleix empezó a escupir sables hechos solo de fuego, y los escupía hacia R. R los evitaba como podía.
R se levantó y clavó su sierra en el suelo, provocando en el suelo una onda expansiva en la que sierras de cadena salían de la superficie. Aleix se cubrió pero vio como las sierras no le llegaban, y también vio que R no estaba. Era una distracción para darse a la fuga.
Aleix se desclavó el sable y poco a poco fue recuperando su aspecto habitual.
—Pro, ¿cómo puedo alcanzarlo?
—Me temo que no puedes.
—Quizás sí—dijo Estel saliendo de su bota.
—¿Cómo?—preguntó Aleix.
En ese momento Estel entró en el cuerpo de Aleix. Aleix volvió a cambiar de aspecto: sus ojos verdes eran áureos, su piel era algo más dorada, su melena castaña se había vuelto también áurea, le rodeaba un aura áurea.
—Ahora también soy una estrella—dijo Aleix.
Empezó a volar, salió del lugar y empezó a mirar a ver si veía a R.
—Pro, rastréalo.
—Se dirige al noroeste, te saca ventaja, a cuatrocientos kilómetros.
—En menos de un segundo le alcanzo.
Alex fue, y en menos de un segundo vio a R y le golpeó en la cabeza. R cayó al suelo y Aleix descendió hasta él. Aleix vio el lugar y dijo.
—Oh no, Lourdes no.
Efectivamente, estaban en Lourdes, solo que estaba desierta, sin ningún alma. Estaban enfrente de la basílica.
—¿Cómo me has alcanzado?—le preguntó R.
—Supongo que cuando eres estrella, vas a velocidad luz.
—Aún así, no puedes evitar que me haga más fuerte.
—Quizás sí. Me has dado la clave cuando estábamos en Sant Cugat.
—¿Y por qué no lo has hecho?
—Quería que lo vieras, niño malo—terminó Aleix sacándose a Estel del cuerpo,—Pro, dirige mi brazo izquierdo al punto x0 y0 z0.
Aleix vio como su brazo se alzaba y miraba a una dirección. Mantuvo el brazo así, puso la daga en la saeta durada y la encendió. Disparó el proyectil y unos segundos después se vio una luz que envolvió todo.
Acto seguido Aleix se vio despierto de nuevo en la realidad, fuera del Sueño Asaético. Mercé le esperaba.
—Lo has conseguido—le dijo ella.
—Hemos.
Aleix se levantó y vio a Pro.
—¿Qué le ha pasado a mi avatar?
—No esta muerto, se ha quedado flotando en un espacio sin nada, solo él y R, el cuál no volverá.
Aleix fue a la cabina de su hermano y miró los cables que la conectaban con las demás máquinas. Aleix separó todos los cables y volvió a preguntar.
—¿Y ahora?
—Sí que no volverá—respondió Pro, luego, éste se dirigió a su equipo,—deshaceos de él.
En ese momento,se lo llevaron de la sala.
—Esta noche lo celebraremos—dijo Pro,—y mañana volveréis a casa, creo que Mercé debe ir a la carrera, y Aleix a su trabajo, ¿no?

FIN

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