Kasai
seguía ardiendo mientras volaba cada vez más rápido hacia el sur.
Debajo de sí veía los prados verdes, algunos pueblos, algunos
montes con su cima nevada, etc. Pasó por encima de la sierra
pirinea, saliendo del territorio galo para entrar al hispano. Pasó
por encima de varias ciudades catalanas hasta llegar a la capital
catalana. Descendió en plaza Cataluña, al aterrizar apagó sus
llamas y se fue al metro. Miró el reloj, ya eran cerca de las nueve
de la mañana.
Entró
como si nada, como si fuera un humano dentro de la norma corriente.
Subió al primer metro que vio, al primer vagón, y se agarró a una
de las barras. Notó, tras pasar la primera parada, como una niña de
unos cinco años de edad le miraba con asombro. Él le devolvió la
mirada añadiendo un guiño y una sonrisa. La madre de la niña, que
estaba al lado, la aparto un poco diciendo “no mires a ese extraño,
hija”. Kasai oyó la voz del tren que anunciaba “propera
parada, Drasanes”, así que alargó su mano y sacó una bola de
fuego. Todo el mundo se alejó de él. Con el pulgar y el índice de
la otra mano, alargó la bola e hizo un barrido hacia abajo
llevándose todas las llamas y dejando aparecer una rosa blanca. Se
la dio a la niña diciendo:
—Esto
ha sido gratis.
La
niña puso cara de admiración tomando aquella flor y mientras Kasai
bajaba del metro, la gente le aplaudía.
Kasai
salió a la calle, estaba cerca de la plaza Colón, al lado del
puerto. Se dirigió hacia la playa, dirección noroeste. Cuando
llegó, extendió los brazos gritando:
—Ábrete,
Sésamo.
De
la arena salieron unas escaleras de dos metros de altura.
Seguidamente, salían unos pedestales con unas pasarelas de cinco
metros de largo y de ancho, se colocaban en fila india adentrándose
en la mar. Kasai, por cada pedestal que avanzaba, el de detrás
volvía a su sitio. Se adentró trece kilómetros hasta llegar a una
base de hierro, una especie de ciudad de acero con los edificios
pegados unos a otros, la base era de unos cuatro kilómetros de radio, tenía un
perímetro circular.
Cuando
la última parte del puente se guardó, llamó a la puerta. Salió
una cámara que empezó a escanearle.
—¿Identificación?—dijo
al empezar, cuando terminó, dijo:—Kasai Maguma, clasificado, puede
pasar.
El
portalón se abrió y él pasó. Nada más entrar, la puerta se cerró
y se encontró con Ogama, un ser robótico con la cabeza y las manos
con forma de dalle. Era uno de los proyectos de vigilancia. Kasai era
un proyecto cazatesoros, creado por el Doctor Átomo, como muchos
otros, solo que los demás eran cien por cien mecánicos y Kasai era
más bien algo parecido a un ciborg o un biónico.
—Hola
Ogama, sabes dónde está el jefe.
—Está
en el laboratorio siete, continuando el proyecto Ecuso, ¿te
acompaño?
—Gracias.
Mientras
caminaban hacia su destino, iniciaron una pequeña charla entre
colegas.
—¿Y
bien?, ¿has hecho de las tuyas?—preguntó Ogama.
—Tenía
que hacerlo, las últimas misiones eran en lugares inhabitados, y
parte de la diversión de mi trabajo es quemar cosas con seres vivos,
eso en un desierto o en un templo hacer se puede, pero no tiene
gracia. No me vale con transportarme, coger y transportarme, yo solo
transporto la mercancía, en cuanto a mí...
—Ardes
sin parar, te comprendo. Llevo meses deseando salir solo para usar
mis guadañas—le enseño sus manos.—Mira mi actualización.
La
mano de Ogama se dividió en tres dalles, parecía una mano de tres
zarpas.
—Así
cuando destripe a alguien será mejor, hace tiempo que no hay
intrusos—dijo Ogama.
—Si
quieres, en la próxima misión te solicito como ayudante.
—¿Lo
harías?
—Oye,
¿para qué están los compañeros?
Llegaron
al laboratorio, Ogama dio vuelta a su puesto mientras Kasai entraba.
Vio al doctor con el proyecto, un humano con muchos cables y un
exoesqueleto.
—¿Es
ese el gran Kasai Maguma?—pregunto el científico.
—Supongo
que habrá recibido la mercancía.
—Perfecto
para el corazón.
—¿Humano?
—Artificial,
tú siempre serás el único con piezas humanas naturales.
—¿Por
qué?
—Tú
me lo pediste, al igual que olvidar tu pasado. Y ahora será mejor
que vayas a descansar, prono tendrás tu próxima misión.
Kasai
obedeció, salió del laboratorio y se dirigió hacia un ascensor.
Bajó hasta una sala llena de cápsulas de cristal con otros
proyectos como él. Se adelanto hasta la columna trece, a la derecha
y subió a la numero trece. Se metió, la cápsula se cerró e inició
el sueño.
De
repente su cápsula se abrió y vio las alarmas sonando. Los otros
proyectos saliendo dispuestos al ataque. Intuyó que atacaban la
base. Miró el contador de sueño de su cápsula y vio que llevaba
dormido trece horas.
Salió
de la cápsula de un salto, aterrizó en el suelo y se topó con
Buki, un proyecto equipado con todas las armas que uno pueda
imaginar, su desventaja consistía en que era por lo menos cien veces
más pesado que los demás. Era una especie de tanque y/o acorazado
en versión robot.
—¿Ejército?,¿Interpol?,¿CNI?—empezó
a preguntarle Kasai.
—WPA.
La
WPA, APM en castellano, era una agencia que protegía al mundo tanto
de cosas del exterior como del interior. Kasi supuso que si estaban
aquí es que querían destruir a todos los proyectos y a encerrar al
doctor.
—Necesitamos
encontrar al doctor y ayudarle a salir—le dijo.
—Te
sigo.
Kasai
y Buki empezaron el rumbo, pero en ese momento, se oyeron órdenes
del dueño indicando que todos los proyectos debían ir a las azoteas
y/o los muros para defender.
—Ya
hemos oído, vamos—dijo Kasai.
Empezaron
a correr hacia las azoteas, otros proyectos se añadían a ellos.
Llegaron a su destino y empezaron a ponerse en filas para ver al
atacante. Miles de embarcaciones rodeaban el lugar.
—Kasai—dijo
Yajirushi, un proyecto lleno de saetas por todo el cuerpo,—tu
mandas.
Kasai
vio a lo lejos un par de portaaviones, miró a uno de los proyectos y
dijo:
—Hony-Hony-Hiz—le
dijo a uno parecido a él, pero en rojo,— derriba a esos
portaaviones.
En
seguida, Hony-Hony-Hiz se fue hacia una de las azoteas más altas y
empezó a disparar grandes rayos láser hacia las embarcaciones.
—Buki
y Ogama, encargaros de los acorazados, desde dentro. Mizu, haz una
gran pared de agua alrededor de la base, Aisu, cuando termine la
congelas. Uindo y Sutomu, no estaría mal que desatarais vuestro caos
para entretenerles un rato.
Todos
empezaron a obedecerle. Aisu y Mizu hicieron ese muro de hielo, cada
vez lo iban reforzando. Buki y Ogama se fueron a los acorazados,
Ogama tenía ganas de destripar a los soldados, sabía que Kasai
había dicho “desde dentro” por él. Uindo, con sus piernas, tomó
a Sutomu por las axilas y se elevaron por encima del muro, Uindu
empezó a crear tornados por las demás embarcaciones mientras Sutomu
descargaba una tormenta eléctrica.
Mientras
tanto, Hony-Hony-Hiz había vuelto junto a Kasai y los demás
proyectos.
—Portaaviones
fuera de servicio.
—Muy
bien, ahora todos los demás defenderemos tanto por fuera como por
dentro nuestro hogar, la WPA puede contar con lo que se le antoje,
así que por mucho que tengan pequeñas embarcaciones por el mar,
podrían entrar con submarinos. Vamos, no quiero supervivientes.
Todos
empezaron a obedecer, la mitad entraron y la otra mitad empezaron a
subir al muro para disparar a las embarcaciones. Kasai, al bajar
algunos pisos,empezaba a encontrarse a milicianos de la WPA. El
primero llevaba un lanzallamas con el que le roció, pero Kasai iba
cogiendo el fuego y se iba acercando al soldado. Cuando llegó a él,
le metió una pequeña esfera ardiente en la boca y poco después el
soldado explotó.
Fue
recorriendo toda la base, eliminando obstáculos. Decidió volver a
su objetivo principal, el doctor. Entro en un aula alargada donde
muchos proyectos se habían quedado acorralados por las torretas que
la WPA había colocado por cada lado de la sala. Él se hizo paso
entre los suyos hasta llegar a la primera fila. Vio que las torretas
disparaban bolas de fuego, pero no a los acorralados, sino a los
proyectos que estaban en medio de la sala. Vio como a Aisu, el
proyecto hecho de hielo, fue tiroteado por una torreta cercana.
Yajirushi iba corriendo por la sala arrojando saetas a los soldados,
hasta que uno le dio con un arma láser.
Viendo
los pocos que quedaban allí, solo los acorralados, Kasai empezó a
adelantarse lentamente. Las torretas empezaron a dispararle, pero
cada bola que llegaba él la acumulaba en su interior como si nada.
Cada vez que pasaba por al lado de una torreta, hacía un gesto al
aire haciéndola explotar. Cuando terminó, vio a sus compañeros ir
a la batalla. Osu-Ushi, un robot de aspecto minotauro, iba en cabeza
embistiendo a cada soldado a su paso. Vio también que Ogama había
vuelto y destripaba a los invasores por la mitad. De repente vio que
un soldado le iba a colocar una especie de explosivo, pero Kasai
lanzó una bola de fuego rápidamente. Ogama vio el gesto y se lo
agradeció con un asentimiento.
Salió
de la sala para llegar al doctor, le costo tiempo llegar, aunque
tuviese que usar sus habilidades de pirómano contra los soldados.
Por el camino, vio a muchos de los suyos morir, como por ejemplo
Guraso, un ser hecho solo de cristal, al que lo hicieron añicos.
Por
fin llegó con el doctor, estaba en el laboratorio siete, con el
proyecto.
—Doctor,
atacan la base y muchos de los nuestros están cayendo. Es cuestión
de minutos que nos derriben. Deje eso.
—Lo
estoy protegiendo de las aguas, lo camuflaré como una roca, la
enviaré al fondo del mar para que no la hallen y más tarde la
iremos a buscar.
El
Doctor Átomo apretó un botón, la cápsula con el último ser que
estaba siendo creado fue envuelta con una capa de roca. Más tarde se
abrió una escotilla, se veía parte del mar. La roca que contenía
al ser misterioso cayó a sus profundidades.
—Ya
podemos irnos, encárgate de cada soldado. Y cuando todo esté en
calma, volveremos a por Fupo Ecuso.
Fupo
Ecuso, al parecer el doctor le puso a ese ser ese nombre. Kasai y el
doctor empezaron a salir de la sala y pusieron rumbo a el portón
principal. El plan era llegar allí abrir el puente y escapar lo
antes posible.
Kasai
iba librándose de los soldados mientras él y el doctor veían a
muchos proyectos morir. Llegaron a un pasillo, sin llamas, sin nadie.
Empezaron a corer más rápido cuando Kasai vio que una red caía
sobre el doctor, de la puerta por la que habían salido aparecieron
más soldados.
—Kasai,
corre, huye sin mí. Es una orden. Y envía esta base al
infierno—gritó su jefe.
Kasai
había sido entrenado para acatar órdenes, así que no pudo
resistirse a obedecer. Empezó a correr, sacando fugo de sus manos y
enviándolo a cada rincón de cada pared e cada sala y pasillo por
el/la que pasaba.
Cuando
llegó de nuevo a las azoteas, vio que el muros hielo reforzado había
sido destruido, por mucho que aún quedasen restos de él. No vio a
ningún compañero suyo huir por los lados, ni siquiera el puente se
había alzado. Supuso que todos habían muerto en el interior,
durante la batalla, supuso que él era el último. Justo detrás de
él salieron más soldados, detrás de ellos se veían las llamas y
el humo que Kasai había provocado. Empezó a lanzar fuego hacia los
soldados, haciendo que entraran de nuevo. Cuando lo consiguió, de su
mano salió una gran mano de fuego que agarró el borde de la puerta,
la cerró de golpe y la golpeó descargando todo ese fuego. Esa
maniobra hizo que la puerta se sellara.
Se
rodeó de llamas y subió a la azotea más alta, que estaba justo en
el centro. Hizo un par de movimientos, y poco más tarde notó un
temblor. Intuyó que su plan de hacer explotar los soportes que
mantenían la base sobre el agua había dad resultado, luego vio como
se hundía la base. Empezó a correr hacia el borde, divisó entre el
humo un bote de la WPA totalmente vacío y quería usarlo, necesitaba
usarlo, ya que no podía nadar. No es que no supiera ni que fuese
aquafóbico. Es que al ser fuego, el agua le afectaba demasiado.
Al
llegar al borde, saltó hacia el bote. Pero vio que no llegaba, así
que lanzó unas pequeñas bolas de fuego debajo de él y las pisaba
con los pies pareciendo que andaba por los aires, las bolas se
disipaban a los pocos segundos. Unos segundos después, paró de
andar y cayó sobre el bote. Inició camino a la costa más cercana.
Mientras
iniciaba el rumbo vio como uno de los restos del muro de hielo caía,
vio que le venía cerca, no le iba a dar pero quizá si el montón de
agua que iba a salpicar. Pensó en partirlo o en deshacer ese hielo,
pero solo empeoraría las cosas. Así que rezó para que no le diese
nada de agua...pero no fue así. Al caer el trozo, mucha agua entró
en el bote haciendo desmayar a Kasai.
Continuará.
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