Musha entró en el pequeño
apartamento que tenía en Nueva York, en el cual últimamente
habitaba. Su gata le vino y se subió a su hombro, él la acarició
por la cabeza y dejó que se bajara. Acto siguiente, Musha se
adelantó unos pasos, cogió una dalle y la alzó con su mano
derecha. En la hoja se hallaba el cuello de un hombre de unos
cincuenta años de edad y con el pelo rubio.
—¿Qué
quieres Regi?—le dijo Musha.
—Musha,
me alegro de verte.
—Siento
que el sentimiento no sea mutuo—Musha alzó más su guadaña hacia
el cuello de Regi,—tienes solo veinte segundos para decirme lo que
sea y sacar tu culo de aquí, un segundo más y lo harás dentro de
un ataúd.
—Vengo
para ofrecerte un trato, una misión. Como en el pasado, a tu estilo.
Musha
lanzó la guadaña hacia una pared, la hoja se clavó en un trozo de
madera de ébano, la cual ya tenía varios agujeros que parecían de
la misma dalle.
—Continúa—le
dijo Musha.
—Si
aceptas, te daríamos todos los detalles en nuestra sede de
Washington.
—¿Qué
debo hacer?
—Ya
lo verás.
—¿Por
cuánto?
—El
doble de lo que le habrías cobrado a esa banda, todo por antelación.
—¿Cuándo?
—Dentro
de unos días.
—¿Dónde?
—En...la
Luna.
—Suena
interesante—dijo Musha,—¿Qué opinas Vykwm?
—Podría
estar bien—dijo la gata.
—La
gata...¿ha hablado?—preguntó Regi.
—No
es una gata, es una dragona, solo que la tengo así para no asustar a
los vecinos—empezó Musha.—Esos cretinos sin cerebro se quejan
solo con el ruido de la pisada de una hormiga.
—Ya,
entiendo.
—Sea
lo que sea, no pienso recogeros nada de allí.
—Tranquilo,
como he dicho es a tu estilo.
—¿Cómo?,
¿quién vive allí?—Musha se giró hacia Regi.
—Acepta
la oferta y lo sabrás.
—Lo
pensaré, sabrás algo mañana—dijo dándole la espalda.
—De
acuerdo, si me lo permites, me marcho. Me están esperando en el
avión.
—No
solo te lo permito, sino que además te obligo.
Regi
abrió la puerta principal y salió por ella, Vykwm se acercó a su
amo.
—¿Crees
que será bueno?—le preguntó.
—En
el pasado solían darme la acción que quería, así que
probablemente.
—¿Podría
acompañarte esta vez?
—No
lo sé, APM sabe todo lo místico de este mundo, sabe lo que soy y lo
que puedo hacer, por eso quieren mis servicios, para estar de su
lado. Si su misión fuera en este planeta, podrías acompañarme,
pero es en la Luna y tengo mis dudas.
—Vaya,
así que otra vez será, tendré que aguantar más tiempo así.
—No
Vykwm, si acepto, necesitaré un transporte para Washington—dijo
Musha viendo como Vykwm alargaba la sonrisa.—Pero solo si acepto.
Musha
se fue a una butaca y se lanzó para sentarse.
—Si
revisamos lo que ese Regi nos ha dicho—dijo Vykwm poniéndose en su
regazo,—¿qué tenemos?
—Misión
en la luna, APM, mi estilo y un datos que esperan en Whasington, si
no acepto mandarían a alguien para hacerlo.
Musha
miró a la mesita que tenía cerca, cogió un marco que tenía. La
foto que había en su interior era la imagen de ocho personas, ocho
adolescentes de unos trece años, entre ellos estaba él.
—¿Cómo
alguien de los sines?—preguntó Vykwm.
—No
pueden hacerlo, todavía están de baja después de...aquello.
—Ya,
lo del 23 de diciembre de 2012. ¿Quién lo olvidaría?
—Sí—continuó
Musha,—¿Quién lo olvidaría?
—Y
si no son los sines, ¿quién lo haría?
—Mi
prima.
Continuará.
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