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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

martes, 24 de noviembre de 2015

13-Tiempos fríos [1]

El grupo fue entrando poco a poco en las profundidades de aquellas grutas oscuras y siniestras. En un momento, vieron al final del túnel una luz anaranjada.
―Mirad―señaló Ram.
Al salir del túnel se hallaron en una gran sala bañada por un mar inmenso de lava, sobre ella había puentees del mismo estilo de roca que las grutas, esos puentes se dirigían a otras grutas y algunos conectaban con otros. En dos puentes superiores, habían varos de extremo a extremo abucheándoles y gritándoles. Al final del puente en el que se hallaban, en el centro de la sala, estaba el varo jefe.
―Ah, Kasai y compañía. Bienvenidos a Ovarionles dijo el jefe cuando se estaban acercando.
―Hola―le dijo Kasai.
―Veo que no tienes miedo, no como tus amigos―dijo el jefe.
―Ya, mira tenemos prisa así que solo queremos pedirte que retires tus tropas de la aldea.
―¿Y que pasa si no lo hago?
―Que probarás el sabor de la Calçotada.
―Me temo que ya es tarde ara retirar mis tropas.
El jefe hizo un gesto, el medallón del cuello se iluminó y mostró una imagen. En ella se veía a los varos y los aldeanos luchando, mientras las casas ardían. Kasai pudo distinguir a Ora entre la batalla. El jefe cerró las imágenes diciendo:
―Antes de hacer esa...cosa que has dicho, yo también tengo mis cartas.
El jefe chasqueó. En ese momento todos los varos, a excepción del jefe, empezaron a saltar a la lava. Cuando cayó el último, se produjo un destello. De a misma lava salió un ser negro, tenía diez patas que parecían pinzas, una largo cuello con cabeza de dragón y una cola que se dividía en dos aguijones de escorpión, de su espalda salían dos enormes alas de murciélago.
―Os presento a Hydragon, mi “mascota”―en ese momento, el jefe cortó la cabeza de la criatura y ésta le volvió a crecer, junto a dos más.―Por favor, sed amables que hace tiempo que no tiene invitados.
Hydragon se adelantó mientras el jefe se iva a otro de los puentes con calma. Kasai se impulsó y saltó hasta el frente del jefe. Éste, al verle, hizo aparecer una espada de hielo.
―Veamos qué tal juegas Saeta Ardiente.
Kasai, en ese momento, convirtió su mano en una espada de fuego. Se adelantó hacia el varo y empezaron a entablar una batalla con sus espadas.
Kasai se las arreglaba para evitar todas las estocadas y golpes de su adversario, y él lo mismo con Kasai. Kasai intentó hacerle un corte en el cuello al varo, pero éste lo evitó y aprovechó para realizar un golpe que lo tumbó.
―Eres demasiado predecible―le dijo el varo.
Kasai en aquel momento vio a sus amigos, enfrentándose a Hydragon. Vio como Hydragon escupía fuego por la boca, como escupía gases por las pinzas, como volaba y trepaba por todos los lados de los puentes. “Ese monstruo está hecho de varos, si mato al jefe, él también morirá”, se dijo Kasai.
En ese momento, Kasai realizó un giro con su cuerpo dándole un par de puntapiés al jefe varo, éste cayó al suelo de los golpes. Kasai y el varo se levantaron.
―Poco sorprendente,pero inesperado―le comentó el varo.
En ese momento, el jefe hizo un giro con la espada. En la primera vuelta le quitó la espada a Kasai. Pero en la segunda, Kasai le golpeó rompiendo su espada. El jefe frenó sonriendo.
―¿No echas de menos algo?
Kasai miró su mano derecha y vio el brazalete que le mantenía con vida totalmente destruido. El jefe dejó caer los restos de la espada y se fue andando con calma mientras Kasai caí de rodillas y congelándose lentamente.
Kasai miró lo que quedaba de la espada de hielo, parecía un puñal. Lo cogió e hizo un ultimo esfuerzo. Se levantó y se dirigió sigilosamente hacia el varo. Le rajó el cuello con el puñal y vio como el varo se reía.
―Ni siquiera mis armas me afectan, iluso―le dijo el varo.
―No buscaba tu cuello―le dijo Kasai
Kasai tenía el amuleto del varo en la mano, lo dejo caer al suelo lo pisó hasta romperlo. El varo notó su debilidad y veía a Hydragon convertirse en cenizas. Kasai cogió al varo por el cuello y le dijo.
―Si caigo, caerás conmigo.
En ese momento Kasai se tiró con el varo en sus manos. Mientras descendían, notó que una cuerda le agarraba la cintura. Miró arriba y vio a Ram con su pistola manteniendo un látigo eléctrico con el que le agarraba. Kasai miró abajo y vio al jefe varo, hecho pedazos, hundirse en la lava.
―Tranquilo Kasai―le dijo Ram,―te tengo. Te prometo que volverás y te curarás.
Ram se resbalaba. Heishi se unió a Ram, y Konran hizo lo mismo. Kasai oyó un choque de rocas y vio como algunos de los puentes destrozados por Hydragon se estaban derrumbando, y había uno encima de sus cabezas.
―Si no me dejáis, eso de ahí arriba acabará con vosotros―dijo Kasai.―Dejadme, soy un peso muerto.
―No pienso dejarte―dijo Ram,―los amigos nunca se abandonan.
―Lo sé Ram―dijo Kasai.―Por eso no tienes porqué elegir.
Kasai cogió el puñal de hielo y cortó el extremo del látigo que agarraba su muñeca. Vio que se aljaba de Heishi y Ram mientras gritaban. Cerró los ojos y esperó a entrar en la lava.
Ram vio a su amigo hundirse en ese mar, notó que Heishi y Konran tiraban de él. Ram miró arriba vio como un puente empezaba a caer en trozos encima de ellos. Se levantó y empezó a correr con los demás hacia la salida. Entraron el las grutas y fueron lentamente, tocando la pared puesto que no veían nada.
Cuando encontraron la salida iluminaba, Ram se dio cuenta de que un reflejo le llegaba al ojo y se dirigió a ver. Eran los restos de la armadura de Kasai. Ram se agachó y cogió el casco.
―Dijiste que eras malo, pero lo único malo que tenías era esa mentira―dijo llorando.
En ese momento Heishi se le acercó, se agachó y lo abrazó en señal de compañía y dolor por un ser querido.

FIN

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