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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

martes, 27 de octubre de 2015

9-El aquelarre [1]

Kasai se despertó, miró a sus alrededores y se fijó que estaba en una camilla, en la casa abandonada del pueblo. Vio a un lado, en una pared al proyecto Ecuso con un montón de cables que ivan y venían.
—Al fin te levantas—dijo una voz cerca de sí.
De entre las sombras que reinaban en la habitación , se encendió una luz que mostraba el rostro del doctor.
—Creo que te dije algo tan sencillo de hacer, bajar a por Fupo y subir. Imagínate a Ora y Heishi subiendo solas todo ese cargamento y al ver que lo único de ti que se hallaba en la sala era el colgante. Se pasaron horas buscándote a ti también entre las aguas, tu desobediencia casi te cuesta la vida.
—Sé que estará enfadado...
—Y lo estoy, Kasai, no lo di todo para que tú lo tires por la borda.
Kasai se levantó, se frotó la cabeza y notó que no llevaba el casco puesto.
—¿Y mi casco?
—Te lo quité, quería ver si podía reparar algo.
El doctor se acerco, sacó el casco de entre sus piernas y se lo dio.
—Lo necesitarás para pasear por allí fuera.
Kasai lo tomó y se miró en el, viendo sus reflejos. Su cabello negro y platino, sus ojos grises, su care oscura...
—No todos los días puedo verme—dijo poniéndoselo,—¿cuánto tiempo he estado inconsciente?
—Dos semanas, más las trece horas que estuviste bajo el agua—le contestó el doctor.—Mas no descanses demasiado, pronto tendréis que ir a por el resto del material, y esta vez no me desobedezcas. Te impondré un castigo más tarde.
Kasai salió de la choza, bajó por las calles y llegó a una pradera donde se tumbó y empezó a mirar el cielo estrellado. Mirando la posición de los astros, sabía que debían ser las cuatro de la madrugada. Siguió mirando ese paraíso estelar cuando poco a poco se fue quedando dormido. Alcabo de unas horas, se desertó viendo una figura que le levantó de un susto.
—Me has asustado Ora.
—Kasai, pedazo de fuego vago, sabía que rondarías por aquí.
Ora ayudó a Kasai a acabar de levantarse y luego le preguntó.
—¿Cómo te encuentras?
—Supongo que mejor.
—Bien—dijo ella. En ese momento le dio un puñetazo y le pegó en el mentón haciéndole tumbar—¿Tienes idea de...?
—Lo sé, lo sé, lo siento, ¿vale?
En ese momento llegaron Konran, Ram y Heishi a donde se hallaban Ora y Kasai. Konran ayudó esta vez a levantarlo.
—Tranquilos—dijo Ora,—ya le he pegado yo. Iva a darle una bofetada, pero el menton es la única zona accesible.
—¿Cómo se te ocurre?—preguntó Heishi.
—Fui al ordenador, central—dijo Kasai,—donde estan todos los datos de cada proyecto del doctor Átomo.
—¿A qué hacer?—le preguntó Ora.
—Espera—dijo Konran,—¿has dicho todos los datos?
Kasai asintió.
—Eso quiere decir, que aprovechaste para ver los tuyos.
—No del todo, los guardé en un USB—dijo Kasai.
—Buscabas tu pasado—dijo Ram.
Kasai sonrió y empezó a hurgar en su bota. Cada vez miraba más profundo y más desesperado.
—No está—afirmó.
—¿Te has sacrificado para nada?—le preguntó Ora.
—Lo tenía.
—Debe de haberse caído en el mar, o por el traslado—dijo Konran.
—Será mejor que volvamos—dijo Heishi,—lo resolveremos más tarde.
En ese momento empezaron a irse hacia el pueblo, llegaron a ala casa abandonada, donde el doctor les esperaba.
—Bien, habéis venido, iba a mandar a alguien a mandar a alguien por vosotros—les dijo.
—¿Y bien?,¿qué es esta vez?—preguntó Heishi.
—Primero agradeceros lo que hacéis, no teneis porqué. Lo segundo, es una tarea difícil, la tenía prevista desde que empecé con Fupo y hemos de aprovechar estas fechas.
—¿Qué hay que hacer?—preguntó Ram.
—Es muy peligroso—advirtió el doctor,—se ha convocado un aquelarre para mañana por la noche, y necesito ADN de bruja, preferiblemente cabello, lágrimas y/o sangre. Pero hay un defecto.
—No importa el defecto—dijo Kasai,—podré volver a matar.
—El defecto, es que podréis ir todos...excepto tú, Kasai.
—¿Qué?
—Sé que adoras moverte, la sangre y la aventura, y este será tu castigo.
—Y si Kasai no viene—empezó Ram,—no veo muchas ventajas sobre las brujas, no serán fáciles.
En ese momento, hoja de una espada muy fina y anaranjada se posó sobre su hombre.
—Eres muy atento, muchacho—dijo una voz,—pero nunca pierdas la fe.
Se giró y vio a un hombre, vestido con pantalones, tirantes y sandalias de un cuero ignífugo, nada le cubría el pecho. Tenia el pelo negro salvo tres mechas, dos eran rojas y una era amarilla.
—Nos era tu amigo, pero seguro que tengo habilidades similares—continuó.
—Aparta tus manos de...—empezó Ora dirigiéndose hacia el hombre, pero de repente sintió unas descargas eléctricas.
Una figura le había lanzado unos cables de Táser, era un encapuchado con una calavera en la cabeza.
—Chicos—dijo el doctor,—os presento a Sufvil—el hombre del cuero hizo unos movimientos con su espada, tenía forma de una flecha y parecía estar hecha de fuego,—y Ghost—el encapuchado puso dos dedos en la frente de su calavera.—He pensado que podrían ayudar.
—De modo que tú eres Kasai—dijo Sufvil mientras el miraba,—la Saeta Ardiente. Mira mi espada, esto si que es una saeta ardiente, ¿dónde está la tuya?
En esemomento Kasai le golpeó, Sufvil se fue dirigido a la pared. Ghost fue a sacarlo mientras Kasai decía:
—Ahí la tienes.
—¿Dónde es el aquelarre?—preguntó Ram.
—En una de las montañas de Ourém—dijo Ghost,—en Portugal. Pero tranquilos, sabemos mucho sobre brujas.
—¿Cómo que sabéis?—preguntó Konran.
—¿Conocéis a Aleix?—preguntó Sufvil, todos menos las chicas asintieron y prosiguió,—pues su prometida, que es paisana mía...
—Y mía—dijo Ghost, luego miró a Sufvil añadiendo,—no es solo estadounidense, también es italiana.
—Si, ya, lo que digas—le dijo Sufvil, luego prosiguió,—pues resulta que ella es una bruja.
—Hemos pensado que Ram podría llevarnos ya que sabe pilotar aviones y va siendo hora de que se ponga a prueba—continuó Ghost,—tenemos algo ideal.
Salieron a fuera, unos kilometros abajo había un aeroplano de diseño modernista, colo negro.
—Está construido por Made y Platon, dos amigos de...no importa—dijo Sufvil.
—¿De quién?—preguntó Ram.
—Musha—dijo Ghost.
—¿Musha?—preguntó Kasai.
—¿Le conoces?—preguntó Ora.
—Me enfrenté a él más o menos después de salir.
—¿Te enfrentaste a él?—le preguntó Átomo.?
—Sí, ¿por qué?—le preguntó Kasai.
—Que tuviste mucha suerte, Musha es un ser de otra dimensión en la cual mató a media población a nivel mundial, que en su dimensión serían siete mil millones de personas.
—¿Qué tal si os vais anes de que doctor papi me riña más?—les dijo Kasai a los demás.
En ese mometno, obedecieron. Se subieron al avión y despegaron camino a Portugal.

Continuará.

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