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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

lunes, 14 de marzo de 2016

4-La Operación.

 Musha alunizó unos días más tarde con la cápsula que APM le había dejado para llegar al satélite terrícola. Cuando abrió la cápsula, salió con un traje espacial.
—Un pequeño paso para un sombra,...y ya he quedado en la historia—bromeó Musha al pisar el suelo.
—La verdad Musha—le dijo Regi por el pinganillo que llevaba para contactar con APM,—¿por qué llevar un traje espacial si no te hace falta?, ya sabes a lo que...
—Aparentar—le contestó antes de que acabase.
—Muy bien, la base de DCL lunar debe estar unos kilómetros más hacia...creo que por detrás de la cápsula. Deja, que miro a ver...
—No hace falta, noto mucha oscuridad hacia esa dirección.
—No creo que te haga falta notar oscuridad sino la energía. Musha, recuerda que Cabbot es un robot, Calvario es Humano y León un camaleo, su base estará llena de energía.
—Tienes razón, pero aún así la dirección es similar. Creo que dar saltos será la mejor opción.
Musha empezó a hacer exactamente los que las palabras decían al salir de su boca. Unas horas más tarde, llegó a una montaña que tenía un portalón de metal. Él se acercó y llamó a la puerta. En ese preciso instante, se activó una pantalla con un micrófono.
—Identificación—dijo un androide de aspecto humanoide por la pantalla.
—Sí, eh...Soy Qwerty, tengo entendido que buscan mercenarios.
—¿Viene a la convocatoria?, muy bien, pase, se le indicará el camino.
La puerta se abrió y Musha entró. Un robot semejante al de la pantalla lo acompaño a na sala, Musha entró en la sala y vio un montón de trajes espaciales y decidió dejar el suyo. Unos minutos más tarde, llevaba su cota con capucha habitual y un arma extraña. Una arma que parecía un rifle de asalto con mira telescópica y una especie de tambor que giraba cerca del cañón.
Musha salió y el robot le condujo hacia otra sala. Cuando entró, vio un centenar de hombres y mujeres de todas las especies y razas, vestidos con su indumentaria. De repente, un par de ellos se le acercó.
—Buenas amigos—le dijo uno con chaleco,—veo que tampoco quieres perderte la fiesta.
—Claro que no, me gusta la sangría—le dijo Qwerty.—Soy Qwerty, mercenario español, humano.
—Encantado—dijo el hombre.—Yo soy Hansel Único, mercenario cubano, humano.
—Yo soy Lubina—dijo el mercenario de al lado,—mercenaria italiana, mujer-lobo.
—¿Qué es eso que llevas Qwerty?—le preguntó Hansel.
—Un arma con mira telescópica y seis tipos de disparo, todavía la estoy mejorando—respondió.
—¿Qué tipo de disparos?—le preguntó Lubina.
—Balas de luz, rayos láser, lanzallamas, misiles de plasma, rayos eléctricos y bombas de ácido sulfúrico.
—Vaya, yo solo uso mis zarpas—dijo Lubina,—pero Hansel creo que usa varios tipos de armamento.
—Bueno, cada uno lo suyo—dijo Hansel,—pero supongo que no puedes opinar de tus compañeros.
—La verdad—dijo Musha,—prefiero trabajar en solitario.
En ese momento, en la parte superior de la sala, donde se hallaba un escenario sujetado como un puente, se vio a a un hombre, cubierto por el mismo abrigo negro con capucha que llevaba Musha.
—Buenas...la hora que sea. Bienvenidos mercenarios de la Tierra—empezó a decir ese hombre,—me llamo León—Musha, en aquél momento, le miró fijamente y con rabia,—el hecho de haberos traído aquí es porque no encontraba un lugar más seguro.
En ese momento empezaron a reírse todos, excepto Musha.
—En realidad, mis socios y yo queremos hacer un par de “negocios” por el planeta, pero hay dos individuos que nos lo impiden. Esos dos individuos son un varón, sombra, y una fémina, ángel. Ambos tiene tan solo cerca de dieciséis y diecisiete años de edad. Sobre la chica ángel no sabemos más que tiene unos poderes de luz y que tiene la piel sahariana. Del varón, lo sabemos todo.
En ese momento, salió una pantalla mostrando la información de Musha.
—Musha, la famosa sombra asesina. Español, sádico y misterioso. Me encantaría jugar a sus juegos, pero soy un hombre maduro y necesito hacer mis cosas. Por eso quiero que se encarguen de esos dos. No los quiero muertos, pero tampoco conscientes. Si solo me traéis uno de los dos, tendréis la suficiente cantidad de dinero como poder satisfacer todas las necesidades que tendréis en el futuro, incluyendo las de vuestras generaciones hereditarias.
—¿Por qué tanto?,¿es que son peligrosos?—preguntó un mercenario por el fondo.
—No os voy a mentir—respondió León,—Andes es como la aliada de Musha, no sabemos cuánto lo es, pero si la sombra. Musha, le pasado veintitrés de diciembre, fue el causante de siete millones de víctimas, la mitad de la población global en ese momento. Imaginaros a cuántos más ha matado en el resto de su vida.
—¿Y cómo sabemos que nos pagarán?—preguntó otro mercenario más cercano.
Musha en ese momento le disparo una bomba de ácido en la cabeza. Mientras vaía al hombre morir, él dijo:
—Siempre pagan, si no lo hacen mueren.
—Tú—dijo León señalándole,—creo que te llamas Qwerty.
—Sí—afirmó Musha.
—He oído hablar de ti, joven, nuevo, algo inexperto, pero muy sanguinario. Creo que tienes más dotes de encontrarlo y traerlo.
—Gracias, pero—empezó Musha,—¿de verdad crees que unos mercenarios podrán contra esa sombra?
—¿Por qué lo preguntas?—le respondió León.
—Porque si esto fuese un examen de matemáticas de parvulario...
En ese momento, la oscuridad invadió la sala durante un segundo. Pasado ese tiempo, se encendió la luz. El suelo estaba cubierto por una alfombra hecha de los cadáveres de esos mercenarios hechos trozos. Musha seguía en pie en su sitio. Se sacó la capucha mostrando su rostro y acabando su frase:
—...acabas de demostrar que no sabes que dos más dos son cuatro.
En ese momento León fue a apretar un botón, pero Musha fue más rápido. Llegó hasta él y agarrándole del cuello lo estampó hacia la pared.
—Dime que tramáis Calvario, Cabbot y tú u os doy una paliza hasta el fin de semana.
—No, la verdad es que tenemos planes, ¿no podemos procrastinarla?—le dijo León riéndose.
En ese momento, Musha se sintió atrapado por una fuerza y fue lanzado muy lejos. Un ser con las mismas pintas que León había entrado en la sala. Éste llegó a León y le dijo.
—Es increíble, ni con todos esos mercenarios puedes con Musha.
—Penumbra—dijo León,—has venido.
—Pues claro viejo inútil, sabía que vendría.
—¿Podrás con él?
—Soy un umbraquinético, y ya sabes que controlar las sombras es mi especialidad.
En ese momento, León se fue, Penumbra cogió a Musha con la umbraquinesis y lo lanzó hacia una de las paredes metálicas. La pared se rompió dejando ver un par de cables destrozados y sacando electricidad, dicha electricidad penetraba en el cuerpo de Musha.
—Vaya Musha, siendo oscuridad no llegarás a ningún sitio conmigo—dijo Penumbra acercándose.
Cuando llegó, le cogió, pero se dio cuenta que solo estaba la cota de Musha. En ese momento, se giró y empezó a buscarlo con la mirada.
—¿Dónde te escondes cobarde?—dijo.
En ese preciso instante, una masa de electricidad empezó a salir de la pared formando un aspecto humanoide, Penumbra se giró y vio como la masa eléctrica le golpeó con algo que parecía un pie. Ese golpe dejó a Penumbra inconsciente.
La electricidad empezó a desvanecerse dejando formar a Musha, vestido con unas botas de montaña negras, unos pantalones y una camisa negra y sus peculiares gafas con trece púas. Tenía el brazo izquierdo desnudo, pero sus manos estaban cubiertos por unos guantes, aunque lo curioso era que su brazo derecho era negro y tenía trece diamantes clavados en él, dichos diamantes tenían electricidad en el interior.
—Lo siento Penumbra, pero no eres más que un juguete y no puedo perder el tiempo en gilipolleces.
Musha levantó el brazo e hizo atracción sobre su arma. La agarró en el aire y susurró.
—Amiga mía, tendrás que volver a mi vacío.
En ese momento, el arma se iluminó y desapareció. Musha se fue de la sala y empezó a correr por los pasillos mientras oía a las alarmas sonar con desesperación.
—Conociendo a León y a Cabbot, el escudo de la base debe de estar en el núcleo de la misma.
Musha empezó a correr más deprisa mientras destrozaba las ametralladoras laser de los pasillos, los robots que salían y al resto del personal. No paró hasta llegar al núcleo.
Ese núcleo era una sala enorme con una esfera de energía azulada en el centro. Ésta se sujetaba por un par de máquinas encima y debajo. Musha se acercó a la de debajo y vio que la energía se centraba en una cabina del tamaño de una libreta de hojas DIN A5. Musha rompió esa cabina y vio que en su interior había un brazalete negro con una D blanca que se iluminaba.
—Base APM, he encontrado el núcleo y creo que se como desactivarlo—dijo Musha por el intercomunicador de su oreja.
—Bueno—le respondió Regi,—¿a qué esperas?
Musha metió la mano en la cabina rota y sacó el brazalete. Puso el brazalete en su muñeca izquierda y empezó a caminar hacia la salida viendo como la masa de energía se consumía por completo. En ese mismo segundo oyó que Regi le hablaba a través
del intercomunicador.
—Oye Musha, notamos la bajada de energía de la base.
—Sí, la he desactivado.
—Ya pero ese no es el problema, el problema es que desde donde estás, la gravedad no deja de incrementarse a un ritmo descontrolado.
—¿Qué?
Musha en ese momento se giró y vio que en el lugar de la masa de energía había una pequeña luz que se hacía más intensa.
—Musha, sal corriendo, me informan que en unos segundos estarás...
—¿Estaré dónde?
—...En un agujero Negro.

Cotinuará

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