Musha alunizó unos días más
tarde con la cápsula que APM le había dejado para llegar al
satélite terrícola. Cuando abrió la cápsula, salió con un traje
espacial.
—Un pequeño paso para un
sombra,...y ya he quedado en la historia—bromeó Musha al pisar el
suelo.
—La verdad Musha—le dijo
Regi por el pinganillo que llevaba para contactar con APM,—¿por
qué llevar un traje espacial si no te hace falta?, ya sabes a lo
que...
—Aparentar—le contestó
antes de que acabase.
—Muy bien, la base de DCL
lunar debe estar unos kilómetros más hacia...creo que por detrás
de la cápsula. Deja, que miro a ver...
—No hace falta, noto mucha
oscuridad hacia esa dirección.
—No creo que te haga falta
notar oscuridad sino la energía. Musha, recuerda que Cabbot es un
robot, Calvario es Humano y León un camaleo, su base estará llena
de energía.
—Tienes razón, pero aún así
la dirección es similar. Creo que dar saltos será la mejor opción.
Musha empezó a hacer
exactamente los que las palabras decían al salir de su boca. Unas
horas más tarde, llegó a una montaña que tenía un portalón de
metal. Él se acercó y llamó a la puerta. En ese preciso instante,
se activó una pantalla con un micrófono.
—Identificación—dijo un
androide de aspecto humanoide por la pantalla.
—Sí, eh...Soy Qwerty, tengo
entendido que buscan mercenarios.
—¿Viene a la convocatoria?,
muy bien, pase, se le indicará el camino.
La puerta se abrió y Musha
entró. Un robot semejante al de la pantalla lo acompaño a na sala,
Musha entró en la sala y vio un montón de trajes espaciales y
decidió dejar el suyo. Unos minutos más tarde, llevaba su cota con
capucha habitual y un arma extraña. Una arma que parecía un rifle
de asalto con mira telescópica y una especie de tambor que giraba
cerca del cañón.
Musha salió y el robot le
condujo hacia otra sala. Cuando entró, vio un centenar de hombres
y mujeres de todas las especies y razas, vestidos con su
indumentaria. De repente, un par de ellos se le acercó.
—Buenas amigos—le dijo uno con
chaleco,—veo que tampoco quieres perderte la fiesta.
—Claro que no, me gusta la
sangría—le dijo Qwerty.—Soy Qwerty, mercenario español, humano.
—Encantado—dijo el
hombre.—Yo soy Hansel Único, mercenario cubano, humano.
—Yo soy Lubina—dijo el
mercenario de al lado,—mercenaria italiana, mujer-lobo.
—¿Qué es eso que llevas
Qwerty?—le preguntó Hansel.
—Un arma con mira telescópica
y seis tipos de disparo, todavía la estoy mejorando—respondió.
—¿Qué tipo de disparos?—le
preguntó Lubina.
—Balas de luz, rayos láser,
lanzallamas, misiles de plasma, rayos eléctricos y bombas de ácido
sulfúrico.
—Vaya, yo solo uso mis
zarpas—dijo Lubina,—pero Hansel creo que usa varios tipos de
armamento.
—Bueno, cada uno lo suyo—dijo
Hansel,—pero supongo que no puedes opinar de tus compañeros.
—La verdad—dijo
Musha,—prefiero trabajar en solitario.
En ese momento, en la parte
superior de la sala, donde se hallaba un escenario sujetado como un
puente, se vio a a un hombre, cubierto por el mismo abrigo negro con
capucha que llevaba Musha.
—Buenas...la hora que sea.
Bienvenidos mercenarios de la Tierra—empezó a decir ese hombre,—me
llamo León—Musha, en aquél momento, le miró fijamente y con
rabia,—el hecho de haberos traído aquí es porque no encontraba un
lugar más seguro.
En ese momento empezaron a
reírse todos, excepto Musha.
—En realidad, mis socios y yo
queremos hacer un par de “negocios” por el planeta, pero hay dos
individuos que nos lo impiden. Esos dos individuos son un varón,
sombra, y una fémina, ángel. Ambos tiene tan solo cerca de
dieciséis y diecisiete años de edad. Sobre la chica ángel no
sabemos más que tiene unos poderes de luz y que tiene la piel
sahariana. Del varón, lo sabemos todo.
En ese momento, salió una
pantalla mostrando la información de Musha.
—Musha, la famosa sombra
asesina. Español, sádico y misterioso. Me encantaría jugar a sus
juegos, pero soy un hombre maduro y necesito hacer mis cosas. Por eso
quiero que se encarguen de esos dos. No los quiero muertos, pero
tampoco conscientes. Si solo me traéis uno de los dos, tendréis la
suficiente cantidad de dinero como poder satisfacer todas las
necesidades que tendréis en el futuro, incluyendo las de vuestras
generaciones hereditarias.
—¿Por qué tanto?,¿es que
son peligrosos?—preguntó un mercenario por el fondo.
—No os voy a mentir—respondió
León,—Andes es como la aliada de Musha, no sabemos cuánto lo es,
pero si la sombra. Musha, le pasado veintitrés de diciembre, fue el
causante de siete millones de víctimas, la mitad de la población
global en ese momento. Imaginaros a cuántos más ha matado en el
resto de su vida.
—¿Y cómo sabemos que nos
pagarán?—preguntó otro mercenario más cercano.
Musha en ese momento le disparo
una bomba de ácido en la cabeza. Mientras vaía al hombre morir, él
dijo:
—Siempre pagan, si no lo
hacen mueren.
—Tú—dijo León
señalándole,—creo que te llamas Qwerty.
—Sí—afirmó Musha.
—He oído hablar de ti,
joven, nuevo, algo inexperto, pero muy sanguinario. Creo que tienes
más dotes de encontrarlo y traerlo.
—Gracias, pero—empezó
Musha,—¿de verdad crees que unos mercenarios podrán contra esa
sombra?
—¿Por qué lo preguntas?—le
respondió León.
—Porque si esto fuese un
examen de matemáticas de parvulario...
En ese momento, la oscuridad
invadió la sala durante un segundo. Pasado ese tiempo, se encendió
la luz. El suelo estaba cubierto por una alfombra hecha de los
cadáveres de esos mercenarios hechos trozos. Musha seguía en pie en
su sitio. Se sacó la capucha mostrando su rostro y acabando su
frase:
—...acabas de demostrar que
no sabes que dos más dos son cuatro.
En ese momento León fue a apretar un botón, pero Musha fue más rápido. Llegó hasta él y
agarrándole del cuello lo estampó hacia la pared.
—Dime que tramáis Calvario,
Cabbot y tú u os doy una paliza hasta el fin de semana.
—No, la verdad es que tenemos
planes, ¿no podemos procrastinarla?—le dijo León riéndose.
En ese momento, Musha se sintió
atrapado por una fuerza y fue lanzado muy lejos. Un ser con las
mismas pintas que León había entrado en la sala. Éste llegó a
León y le dijo.
—Es increíble, ni con todos
esos mercenarios puedes con Musha.
—Penumbra—dijo León,—has
venido.
—Pues claro viejo inútil,
sabía que vendría.
—¿Podrás con él?
—Soy un umbraquinético, y ya
sabes que controlar las sombras es mi especialidad.
En ese momento, León se fue,
Penumbra cogió a Musha con la umbraquinesis y lo lanzó hacia una de
las paredes metálicas. La pared se rompió dejando ver un par de
cables destrozados y sacando electricidad, dicha electricidad
penetraba en el cuerpo de Musha.
—Vaya Musha, siendo oscuridad
no llegarás a ningún sitio conmigo—dijo Penumbra acercándose.
Cuando llegó, le cogió, pero
se dio cuenta que solo estaba la cota de Musha. En ese momento, se
giró y empezó a buscarlo con la mirada.
—¿Dónde te escondes
cobarde?—dijo.
En ese preciso instante, una
masa de electricidad empezó a salir de la pared formando un aspecto
humanoide, Penumbra se giró y vio como la masa eléctrica le golpeó
con algo que parecía un pie. Ese golpe dejó a Penumbra
inconsciente.
La electricidad empezó a
desvanecerse dejando formar a Musha, vestido con unas botas de
montaña negras, unos pantalones y una camisa negra y sus peculiares
gafas con trece púas. Tenía el brazo izquierdo desnudo, pero sus
manos estaban cubiertos por unos guantes, aunque lo curioso era que
su brazo derecho era negro y tenía trece diamantes clavados en él,
dichos diamantes tenían electricidad en el interior.
—Lo siento Penumbra, pero no
eres más que un juguete y no puedo perder el tiempo en gilipolleces.
Musha levantó el brazo e hizo
atracción sobre su arma. La agarró en el aire y susurró.
—Amiga mía, tendrás que
volver a mi vacío.
En ese momento, el arma se
iluminó y desapareció. Musha se fue de la sala y empezó a correr
por los pasillos mientras oía a las alarmas sonar con desesperación.
—Conociendo a León y a
Cabbot, el escudo de la base debe de estar en el núcleo de la misma.
Musha empezó a correr más
deprisa mientras destrozaba las ametralladoras laser de los pasillos,
los robots que salían y al resto del personal. No paró hasta llegar
al núcleo.
Ese núcleo era una sala enorme
con una esfera de energía azulada en el centro. Ésta se sujetaba por
un par de máquinas encima y debajo. Musha se acercó a la de debajo
y vio que la energía se centraba en una cabina del tamaño de una
libreta de hojas DIN A5. Musha rompió esa cabina y vio que en su
interior había un brazalete negro con una D blanca que se iluminaba.
—Base APM, he encontrado el
núcleo y creo que se como desactivarlo—dijo Musha por el
intercomunicador de su oreja.
—Bueno—le respondió
Regi,—¿a qué esperas?
Musha metió la mano en la
cabina rota y sacó el brazalete. Puso el brazalete en su muñeca
izquierda y empezó a caminar hacia la salida viendo como la masa de
energía se consumía por completo. En ese mismo segundo oyó que
Regi le hablaba a través
del intercomunicador.
—Oye Musha, notamos la bajada
de energía de la base.
—Sí, la he desactivado.
—Ya pero ese no es el
problema, el problema es que desde donde estás, la gravedad no deja
de incrementarse a un ritmo descontrolado.
—¿Qué?
Musha en ese momento se giró y
vio que en el lugar de la masa de energía había una pequeña luz
que se hacía más intensa.
—Musha, sal corriendo, me
informan que en unos segundos estarás...
—¿Estaré dónde?
—...En un agujero Negro.
Cotinuará
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