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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

viernes, 29 de septiembre de 2017

5-La alianza

Sant Cugat del Vallés, 14 de abril de 2015.
Aleix entró en el bar que le sugirió Musha. Le vio con su sobretodo puesto y decidió sentarse en su mesa. De repente vino la camarera y les dio dos jarras de clara. Aleix y Musha, mientras bebían de sus jarras, entablaron una conversación.
—Muy bien chaval—empezó Musha,—para empezar, dime quien eres y la movida que tenéis los tres.
—Mi nombre es Aleix Valentine, los dos a los que me enfrento son mi hermano, Pau Quentin, y un secuaz que tiene, el de la máscara de calavera. Por lo que sé de él, se hace llamar Ghost, es un terrorista de mi mundo, aunque se rumorea que ya no lo es.
—Vaya, una guerra fraternal, la peor de todas—dijo Musha.
—Eso si conoces las demás.
—He estado en una a la que la llamamos “La guerra del fin del mundo”, ¿te parece suficiente?
—Bueno vale, pero tú, ¿qué tienes que ver en esto?
—Soy Saulo Seis-Soles, aunque se me llama Musha o Qwerty, dependiendo del caso. Me han encargado acabar con vuestras movidas para evitar que esta Tierra esté más dañada de como la estáis dejando.
—Y creo que puedes terminarla, R quiere sacar algo de esta Tierra, algo no muy bueno, y yo trato de impedírselo, esa es mi misión.
—Y el fantasma te impide acercarte.
—Pero tú, me has derrotado con el poder de mi estrella, ¿cómo lo has hecho?
—Es lógico, es como si me intentases golpear con tu mano y yo te la cogiese y la dirigiese en tu contra. Cuando es la misma materia solo hace dolor de impacto, pero si es diferente, gana el agua que apaga el fuego, ¿entiendes?
—Sí, entiendo. Además, R, que es como se hace llamar mi hermano, y yo estamos igualados, solo puedo vencerle con la estrella y tú me has vencido con tanta facilidad que....
—A tu hermano me lo cargaría con un corte en el cuello.
—Cuando me has agarrado por el cuello, sentía que moría, lo cual es imposible porque...déjalo es complicado.
—Tu cuerpo está en tu dimensión y has desplazado tu alma y tu mente a un avatar formado en esta.
—¿Cómo lo sabes?
—Soy Musha, ¿Qué te crees?
—Bueno, pues cuando una avatar muere aquí, el alma y la mente vuelven intactas, no se puede hacer otro avatar, pero no mueres. Sin embargo, tú lo estabas haciendo. Me moría.
—Los aspirantes acaban con el cuerpo, pero yo ataco al alma.
—¿Y por qué has parado?.
—¿Qué relación tienes con este mundo?
—Mi hermano lo creó, yo lo destruí y alguien lo recreó haciendo éste.
—Vaya, así que es como una novela de otro mundo.
—Sí.
—Pues eso puede explicar el porqué. Si te destruyo, destruyo al mundo.
—Por eso paraste.
—Sí pero creo que solo si destruyo el alma, si voy al cuerpo como un novato la cosa seguiría igual. Así que allí está como vencer a R. Por cierto, ¿por qué has tardado en venir?
—Hay alguien en este mundo que me necesitaba, lo llama la Saeta Ardiente.
—Serás capullo, me habían pagado para meterle en la boca del lobo, y eso hice antes de enfrentarme a ti.
—Pues, lo siento, pero no es un criminal, sino una buena persona.
—No tranquilo, yo solo hice mi trabajo, si perdieron la oportunidad es cosa suya. ¿Y ahora cómo encontramos a tu bro?
—Cuando haga un escándalo.
—¿Cómo ese?—preguntó Musha señalando el televisor del bar.
En ese momento, Aleix se giró y vio las noticias. Había un gran incendio en Central Park, en Nueva York.
—Eso haría—dijo Aleix,—pero es raro, no consume los árboles y no quema las personas.
—Pues habrá que investigarlo, nos vemos allí—dijo Musha, al acto desapareció.

Nueva York, 13 de abril de 2015.
Musha apareció en medio de Central Park, vio como todo estaba en llamas, pero como decía Aleix, no consumían los árboles, no quemaba nada. Simplemente, parecía una ilusión.
—Necesito ver a través del fuego—dijo mientras se quitaba las gafas,—piropus.
En ese momento, sus ojos se convirtieron en fuego, un fuego especial que le permitía ver a través de toas esas llamas, ver si alguien había allí. Y en efecto. Como todas las personas habían abandonado el lugar, solo quedaba una, la que parecía el causante.
Musha se dirigió hacia esa persona. Cuando llegó, volvió sus ojos a la normalidad y le dijo a la persona:
—Será mejor que apagues el fuego.
La persona obedeció, se giró mirando a Musha y ale apuntó con su espada con forma de saeta. Ese era Sufvil.
—¿Cuál de los dos gemelos eres?—le preguntó.
—El que le gusta la sangre—le dino Musha.
—Pues entonces, somos enemigos.
En ese momento, Sufvil agitó su saeta dos veces al aire, lo que formó una cruz de fuego con su rastro. Golpeó con su mano libre al centro de la cruz. Ésta avanzó, pero Musha la agarró en el aire y se la lanzó como si fuese una estrella ninja.
Sufvil la esquivó viendo como cortaba un par de árboles a su paso. Cuando se giró hacia Musha, vió como éste estaba en frente, a punto de golpearle. Sufvil no pudo esquivarlo y cayó, Musha le agarró la saeta y le apuntó al cuello mientras la saeta cambiaba de naranja a negro.
—Me gusta tu arma, una mezcla de florete y flecha capaz de potenciar las habilidades—le dijo Musha,—ahora contesta, ¿estás con R?
—No sé quien es, pero si su intención es matarme, hágalo.
En ese momento Aleix llegó.
—Musha, ¿quién es ese?—preguntó.
—A saber, un tío que habla a la antigua. Por su apariencia, debe ser alguien real entre una raza ígnea—contestó Musha.
—Soy Sufvil, príncipe de los apiros—dijo Sufvil.
—¿Apiros?—preguntó Aleix.
—Son como sirenas pero con fuego, lso hay también en mi Tierra—le contestó Musha.
—¿Y qué hace aquí?—preguntó Aleix.
—Al parecer, seguía a unos fugitivos de su raza, éstos murieron y unos segundos después le atraparon a él, acaba de fugarse y ha venido hacia aquí con intención de atraer a alguien—dijo Musha.
—¿Todo eso te ha soltado?, pues que mal príncipe, ¿no?—dijo Aleix.
—Su boca no ha cantado, pero deja su mente demasiado abierta—aclaró Musha.
—Espera, me ha leído la mente—le preguntó Sufvil.
—Sí.

Continuará.

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