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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

lunes, 11 de septiembre de 2017

10-Los cuatro elementos [3]

Cuando Mercé y Phantom se fueron. Kasai, Ora, Musha y Andes se fueron rumbo opuesto. Fueron bajando escaleras, recorriendo pasillos, pasando por toda esa especie de laberinto que formaba las entrañas de la fortaleza.
—Noto presencia ígnea cerca—exclamó Kasai.
—Tres malignas, la otra indefinida—detalló Musha.
—Supongo que las malignas son esos tres clones de colores tuyos Kasai, esos de los cuales te libramos las chicas y yo—dijo Andes.
—Probablemente sea así—contestó Kasai,—¿pero la indefinida?
—Indefinida es la persona que aún no hace uso de su conciencia, en este caso puede ser un bebé o alguien con una enfermedad cerebral, o algo por el estilo—explicó Musha, supongo que es vuestro hijo.
—Lo es—dijo Ora,—como madre, estoy segura.
A los pocos instantes de haber dicho eso, llegaron a una habitación donde estaban Focu, Moto y Fajro. Fuco sujetaba en sus manos a Yogan, un bebé de casi dos años de edad, rubio, con ojos verdes y la piel rosada en la mayoría de su cuerpo, puesto que desde sus codos y rodillas hasta las uñas eran absolutamente de color negro. Detrás de ellos había un portal.
—Focu, Fajro—empezó Moto,—entrad rápido, tenemos visita.
Ambos obedecieron, llevándose a Yogan con ellos. Kasai y Musha empezaron a correr, pero justo al llegar al portal, éste se cerró y se volvió a abrir.
—Lo siento—recomenzó Moto,—cuando hace eso, es que ha cambiado la ubicación.
Musha y Kasai tornaron su cuerpo mirando a Moto, el cual sujetaba y mostraba con orgullo un control remoto. En ese momento Moto comenzó a rodearse de llamas y se metió con velocidad al portal. Musha, Kasai, Ora y Andes le siguieron hasta que se vieron en una ciudad que les sonaba.
—Barcelona—dijeron los cuatro al mismo tiempo.
Acto seguido el portal se cerró, ambos miraron a sus espaldas y vieron a Moto. Poco a poco, los automóviles empezaron a pararse y a hacer sonar sus cláxones, eso hizo que se dieran cuenta que estaban en medio de un cruce.
—Ríndete Moto, somos cuatro contra uno—dijo Kasai.
—Muy equivocado estás, sucesor—afirmó Moto.
En ese momento a lo lejos se veían las tapas de registro salir de forma elevada impulsadas por el agua de los sistemas de alcantarillado que guardaban. Cada vez las erupciones de ese agua estaban más cerca hasta encontrarse con ellos, después de eso, el agua de la última erupción les empezó a rodear hasta llegar al lado Moto, donde empezó a formarse una figura femenina. Era de piel completamente negra, cubierta por una armadura similar a Moto, o Kasai años atrás, pero no tenía forma de fuego sino de agua y era azul como la de Moto.
—Os presento a Embura Gungua—dijo Moto.
Después de la entrara de Embura, el cielo empezó a nublarse. De las nubes grises, empezó a formarse un pequeño tornado que iba descendiendo hasta ponerse al otro lado de Moto. Una vez llegado, el tornado y las nubes desaparecieron dejando mostrar otra figura femenina semejante a las dos, pero su armadura azul tenía espirales como los torbellinos del viento.
—Y aquí está, Air Mepo—continuó Moto.
En ese momento en la sierra de Collserola, la sierra que está al norte de la ciudad, empezó a salir una gran esfera de arena, la esfera empezó a dibujar una cortina ligera por el cielo dirigiéndose hacia ellos hasta postrarse al lado de Embura. De la arena empezó a formarse un ser igual, piel negra y armadura azul, solo que a diferencia de las otras armaduras, ésta cubría todo el cuerpo.
—Y Pasi Jecha entrando en escena—terminó Moto.
—¿Cuál es el plan?—preguntó Kasai.
—Yo ataco y me llevo al que venga, vosotros haced lo que queráis—dijo Musha.
En ese momento, empezó a correr hacia los cuatro seres elementales, sacando garras de veinte centímetros hechas de acero sombrío por cuatro nudillos de cada mano.
—Embura—dijo Moto.
Embura empezó a dirigirse hacia Musha patinando sobre agua que salí del asfalto. En ese momento Musha se metió en el alcantarillado, donde Embura le siguió risueña.

Continuará.

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