Sant
Cugat del Vallés, 14 de abril de 2015.
Aleix entró en el bar que le
sugirió Musha. Le vio con su sobretodo puesto y decidió sentarse en
su mesa. De repente vino la camarera y les dio dos jarras de clara.
Aleix y Musha, mientras bebían de sus jarras, entablaron una
conversación.
—Muy bien chaval—empezó
Musha,—para empezar, dime quien eres y la movida que tenéis los
tres.
—Mi nombre es Aleix Valentine,
los dos a los que me enfrento son mi hermano, Pau Quentin, y un
secuaz que tiene, el de la máscara de calavera. Por lo que sé de
él, se hace llamar Ghost, es un terrorista de mi mundo, aunque se
rumorea que ya no lo es.
—Vaya, una guerra fraternal,
la peor de todas—dijo Musha.
—Eso si conoces las demás.
—He estado en una a la que la
llamamos “La guerra del fin del mundo”, ¿te parece suficiente?
—Bueno vale, pero tú, ¿qué
tienes que ver en esto?
—Soy Saulo Seis-Soles, aunque
se me llama Musha o Qwerty, dependiendo del caso. Me han encargado
acabar con vuestras movidas para evitar que esta Tierra esté más
dañada de como la estáis dejando.
—Y creo que puedes terminarla,
R quiere sacar algo de esta Tierra, algo no muy bueno, y yo trato de
impedírselo, esa es mi misión.
—Y el fantasma te impide
acercarte.
—Pero tú, me has derrotado
con el poder de mi estrella, ¿cómo lo has hecho?
—Es lógico, es como si me
intentases golpear con tu mano y yo te la cogiese y la dirigiese en
tu contra. Cuando es la misma materia solo hace dolor de impacto,
pero si es diferente, gana el agua que apaga el fuego, ¿entiendes?
—Sí, entiendo. Además, R,
que es como se hace llamar mi hermano, y yo estamos igualados, solo
puedo vencerle con la estrella y tú me has vencido con tanta
facilidad que....
—A tu hermano me lo cargaría
con un corte en el cuello.
—Cuando me has agarrado por el
cuello, sentía que moría, lo cual es imposible porque...déjalo es
complicado.
—Tu cuerpo está en tu
dimensión y has desplazado tu alma y tu mente a un avatar formado en
esta.
—¿Cómo lo sabes?
—Soy Musha, ¿Qué te crees?
—Bueno, pues cuando una avatar
muere aquí, el alma y la mente vuelven intactas, no se puede hacer
otro avatar, pero no mueres. Sin embargo, tú lo estabas haciendo. Me
moría.
—Los aspirantes acaban con el
cuerpo, pero yo ataco al alma.
—¿Y por qué has parado?.
—¿Qué relación tienes con
este mundo?
—Mi hermano lo creó, yo lo
destruí y alguien lo recreó haciendo éste.
—Vaya, así que es como una
novela de otro mundo.
—Sí.
—Pues eso puede explicar el
porqué. Si te destruyo, destruyo al mundo.
—Por eso paraste.
—Sí pero creo que solo si
destruyo el alma, si voy al cuerpo como un novato la cosa seguiría
igual. Así que allí está como vencer a R. Por cierto, ¿por qué
has tardado en venir?
—Hay alguien en este mundo que
me necesitaba, lo llama la Saeta Ardiente.
—Serás capullo, me habían
pagado para meterle en la boca del lobo, y eso hice antes de
enfrentarme a ti.
—Pues, lo siento, pero no es
un criminal, sino una buena persona.
—No tranquilo, yo solo hice mi
trabajo, si perdieron la oportunidad es cosa suya. ¿Y ahora cómo
encontramos a tu bro?
—Cuando haga un escándalo.
—¿Cómo ese?—preguntó
Musha señalando el televisor del bar.
En ese momento, Aleix se giró y
vio las noticias. Había un gran incendio en Central Park, en Nueva
York.
—Eso haría—dijo Aleix,—pero
es raro, no consume los árboles y no quema las personas.
—Pues habrá que investigarlo,
nos vemos allí—dijo Musha, al acto desapareció.
Nueva
York, 13 de abril de 2015.
Musha apareció en medio de
Central Park, vio como todo estaba en llamas, pero como decía Aleix,
no consumían los árboles, no quemaba nada. Simplemente, parecía
una ilusión.
—Necesito ver a través del
fuego—dijo mientras se quitaba las gafas,—piropus.
En ese momento, sus ojos se
convirtieron en fuego, un fuego especial que le permitía ver a
través de toas esas llamas, ver si alguien había allí. Y en
efecto. Como todas las personas habían abandonado el lugar, solo
quedaba una, la que parecía el causante.
Musha se dirigió hacia esa
persona. Cuando llegó, volvió sus ojos a la normalidad y le dijo a
la persona:
—Será mejor que apagues el
fuego.
La persona obedeció, se giró
mirando a Musha y ale apuntó con su espada con forma de saeta. Ese
era Sufvil.
—¿Cuál de los dos gemelos
eres?—le preguntó.
—El que le gusta la sangre—le
dino Musha.
—Pues entonces, somos
enemigos.
En ese momento, Sufvil agitó su
saeta dos veces al aire, lo que formó una cruz de fuego con su
rastro. Golpeó con su mano libre al centro de la cruz. Ésta avanzó,
pero Musha la agarró en el aire y se la lanzó como si fuese una
estrella ninja.
Sufvil la esquivó viendo como
cortaba un par de árboles a su paso. Cuando se giró hacia Musha,
vió como éste estaba en frente, a punto de golpearle. Sufvil no
pudo esquivarlo y cayó, Musha le agarró la saeta y le apuntó al
cuello mientras la saeta cambiaba de naranja a negro.
—Me gusta tu arma, una mezcla
de florete y flecha capaz de potenciar las habilidades—le dijo
Musha,—ahora contesta, ¿estás con R?
—No sé quien es, pero si su
intención es matarme, hágalo.
En ese momento Aleix llegó.
—Musha, ¿quién es
ese?—preguntó.
—A saber, un tío que habla a
la antigua. Por su apariencia, debe ser alguien real entre una raza
ígnea—contestó Musha.
—Soy Sufvil, príncipe de los
apiros—dijo Sufvil.
—¿Apiros?—preguntó Aleix.
—Son como sirenas pero con
fuego, lso hay también en mi Tierra—le contestó Musha.
—¿Y qué hace aquí?—preguntó
Aleix.
—Al parecer, seguía a unos
fugitivos de su raza, éstos murieron y unos segundos después le
atraparon a él, acaba de fugarse y ha venido hacia aquí con
intención de atraer a alguien—dijo Musha.
—¿Todo eso te ha soltado?,
pues que mal príncipe, ¿no?—dijo Aleix.
—Su boca no ha cantado, pero
deja su mente demasiado abierta—aclaró Musha.
—Espera, me ha leído la
mente—le preguntó Sufvil.
—Sí.
Continuará.