Ejercicio: escribir un diálogo entre dos personas que se caracterice por lo que dicen, piensan, hagan y/o lo que digan de esas personas, habiendo simplicidad y pocos verbos en la dicción y una carta que sea el motivo por la que se establece el diálogo.
Relato:
Te lo recuerdo
No es justo. No debería haber
pasado, pero lo ha hecho. Aún así, puede que no lo sepa, pero me
imagino el lugar al que vas y en lo que puedes acabar, mi querido
Saúl. Pero haré lo imposible para evitarlo. Te escribiré sobre
cada recuerdo que tengo de ti, comenzando por cuando nos conocimos,
hace trece años.
—Hola—te
dije mi primera palabra, como la niña que era en su primer día en
un colegio nuevo—. ¿El sitio de delante está libre?
—Yo
de ti no lo haría.
—¿Por
qué?
—Nadie
en su sano juicio se sienta cerca de mí.—Esas palabras decían más
que suficiente, ya que no parecías alguien que se reía, sino
alguien del que se reían.
—¡Pues
menos mal que me llamaban loca en mi antiguo colegio!
—Suerte.
—¿Para
qué?
—Tradición.
Nueva alumna, novatadas de ocho a cinco.
—¿Podrías
ser un poco más amable? Solo intento conocer a alguien.
—De
ocho a cinco, de septiembre a mayo, de dos mil cinco a dos mil diez.
Al
principio solo vi que eras un borde, pero esa es la imagen que da un
libro de mala portada y excelente historia. Lo curioso, es que
acertaste. Cinco años sufriendo las bromas del resto de estudiantes.
Pero solo podía superarlas por estar contigo.
—¿Algún
consejo para la novata?—te pregunté tras esa breve pausa.
—Sobre
los alumnos, al primer grito de guerra, agáchate. Aquí los
diccionarios no sirven para buscar significados.
—¿Y
los profesores?
—Las
señoras Pelota y Manía solo sirven para destrozarte de forma
académica. Solo sé tú misma.
¿Quién
diría que esas fueron las últimas palabras que tuvimos ese día?
Más bien, en dos semanas no te volví a dirigir la palabra. Solo
seguía tu consejo durante ese tiempo, alejarme de ti para integrarme
mejor, pero iba viendo que eras tú quien necesitaba ayuda.
Aquí
finaliza mi primer recuerdo contigo, Saúl. Pero te prometo que cada
semana te escribiré una nueva carta para recordarte quien eres en
realidad. No quiero que acabes mal en el infierno en que te han
metido. Cada semana tendrás una carta con un recuerdo para ayudarte
a soportar el dolor en ese lugar hasta el día de tu juicio. Recuerda
que siempre estaré contigo. Te quiero.
Samanta
Velázquez
Notas del autor: con este relato (versión corregida) quería demostrar que no solo sé escribir con un estilo friky, sino que puedo hacerlo con otros estilos, al mismo tiempo, no solo sé poner protagonistas masculinos, sino que también femeninos (Samanta Velázquez en este relato). También quiero dejar constancia de que en vez de poner una carta en medio del diálogo hice que ésta lo fuera todo, cumpliendo con su objetivo. Como las demás historias perdidas, ésta la escribí para el curso de creatividad que estoy haciendo actualmente.
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