Los
Ángeles, 16 de noviembre de 2016.
Giovanni Socrate, conocido como
Ghost, vestía sus atuendos que constaban de un sobretodo negro, una
máscara en forma de calavera y más ropa negra, con un gran
inventario de artilugios. Estaba sentado en una banqueta, tenía una gran serie de taquillas detrás. Se decidió a abrir una cuando la
agente Rose, una fiel aliada que se había ganado cuando se unieron
para desactivar una bomba química y evitar una posible epidemia,
entró en la sala.
—Así que estrenarás las
operaciones extraoficiales, ¿eh?
—Avete Sentio—dijo
Ghost con su acento italiano.
—Tienes que dar tu nombre
real, fantasmón.
—Lo sé.
—¿Por qué te cuesta decirlo,
Giovanni?
—¿Cómo lo sabes?—le
preguntó sorprendido.
—Estuviste charlando un buen
rato con él—dijo ellas,—así que tenía que intentarlo.
Ghost no lo podía creer, ella
le había descubierto solo con una pregunta para poder afirmar su
teoría.
—Me has cogido in
flagrante.
En ese momento, La agente Rose
se sentó a su lado y miró por los agujeros de su máscara.
—Debió de ser duro descubrir
que tu hermano era un terrorista.
Ghost se quitó la capucha, al
mismo tiempo se quitó la máscara y dejó mostrar su rostro, tenía
los ojos verdes y era calvo, probablemente se había rasurado la
cabeza. También tenía cicatrices que parecían provocadas por
cortes y balas, al mismo tiempo que alguna quemadura.
—Lo cierto es que sí.
—Pero, siendo como eres, ¿cómo
has aceptado la oferta?
—Tu jefe, muy amable, ha
contactado con vuestro secretario de defensa. Ahora toda nueva arma
creada tendré que evaluarla para que no sea como temo, ahora bien,
siempre y cuando respete sus directrices.
En ese momento se abrió la
puerta de nuevo, por ella pasó una figura siniestra de pelo negro
con uno de los mechones color platino. Unos ojos verdes y en su
sonrisa se dibujaba el mal. Era R.
—Perdone agente, me han dicho
que el Señor Socrate estaría aquí—dijo R,—el capitán ha
requerido mis servicios para hacer una evaluación privada.
—En seguida salgo—dijo,
después se dirigió a Ghost—nos vemos.
Acto seguido se levantó y se
marchó. Ghost se colocó su máscara y su capucha.
—Bueno, ¿empezamos?—preguntó.
En ese preciso instante, R cerró
la puerta de forma que nadie pudiese entrar o salir, se colocó una
mascarilla contra el gas y dejó caer unas granadas. Las granadas
empezaron a dejar un gas somnífero. Ghost intentó evitar dormirse,
pero de nada le sirvió, lentamente su cuerpo iba cediendo.
—Pronto, Ghost, pronto—terminó
diciendo R.
* * *
Base
secreta de los Pro38, 10 de diciembre de 2016.
Hacía tiempo que Aleix había
iniciado un curso en infórmatica, el cual alternaba con su nuevo
trabajo como soldador de componentes en placas de circuitos
electrónicos impresas. Ese día, fue traído de forma voluntaria de
nuevo a la sede de los Pro38. Por suerte, estaba en unas ligeras
vacaciones de una semana.
—¿Qué sucede?—preguntó
cuando vio a Pro.
—Tu hermano.
—¿No le teníais preso?
—Se fugó. Pero ahora a
conseguido volver dentro de otra forma. Pero...
—¿Pero qué?
—Ya no es un mundo
dimensional, Aleix.
—¿Qué?
—Cuando tú lo desintegraste,
alguien reconstruyó ese polvo y creó una especie de cadena de
subdimensiones. La principal ocupa el setenta y ocho por
ciento del total, y no solo es muy similar a la nuestra, sino que es
igual de grande.
—Genial, un mundo aún más
grande.
—Pero dividido, por suerte, tu
hermano está en una de las más pequeñas, una que ocupa solo un
cero coma trece por ciento. Ha iniciado dos Sueños Asaéticos para
el trece de marzo de dos mil quince de esa parte.
—No va solo.
—Te enviaremos de vuelta,
evitarás lo que trame.
—Como no.
—Por suerte, los cambios no
son muchos. Cómo en el mundo anterior lo creo tu hermano, tu eras
como un dios allí. Y aunque no sepamos quién ha tocado esa
dimensión, sabemos que mantienes ese rango, e incluso puede que seas
más poderoso.
—Sabes que solo creo en un
Dios. Ese al que rezo y que encomiendo para que me devuelva a mi
hermano tal y como era antes de toda esta pesadilla.
—Por el momento, él y su
acompañante siguen allí. Todavía no ha cesado el sueño de cada
uno.
—Metedme en cuanto antes.
Unos momentos más tarde, Aleix
volvía a estar en esas cabinas cilíndricas. A punto de volver a
entrar en el Sueño Asaético y trasladarse de forma
interdimensional. EN ese momento, Pro empezó a decir las mismas
órdenes que Aleix escuchó en su primer salto, cuando era acompañado
por su mejor amiga y más fiel compañera. Pero Mercé no podía
estar allí, en primer lugar seguía con su carrera de psicología, y
después, si avatar fue destruido por ella misma.
En unos momentos, Aleix ya
estaba dentro del sueño. Pero al parecer, un soldado de los Pro38,
llamado Káiser, encontró algo que parecían malas noticias.
—Señor, hay algo que no le va
a gustar.
—¿Qué?
—He encontrado a alguien que,
es mucho más peligroso que R.
—¿Quien?
—Alguien de la sección
principal de la cadena de subdimensiones. Se ha ganado su nombre y su
reputación por la muerte de siete mil millones de personas en esa
sección, sin contar otras criaturas. Su nombre es Musha.
—Bueno, mientras no vaya a la
sección donde está Aleix no importa.
—Ese es el problema. El veinte
de febrero de dos mil trece, en su sección, surgió un inconveniente
con un agujero negro. Pudo destrozarlo haciendo una paradoja
temporal, pero ese agujero lo llevó al trece de abril de dos mil
quince de la sección en la que está nuestro amigo.
—Pues recemos para que Aleix
siga siendo tan rápido, me da que si llegamos a esa fecha, todo
habrá terminado.
—¿Cree que podría venir?
—Esperemos que no.
Continuará.
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