Buscar este blog

Pestañas (Basta con pasar el ratón)

lunes, 8 de agosto de 2016

9-El Agujero [2]

El impacto de la mujer ardiente con la pared había provocado que el lugar ardiente recobrase su naturaleza, al mismo tiempo que un agujero en la pared y que Kasai volviese a ser negro.
Al poco tiempo, Ora Ram y Wild habían llegado.
—¿Qué es ese jaleo?—preguntó Ora.
Kasai señaló el agujero.
—¿Crees que Vatra está allí, cielo?—dijo Ora.
Kasai entró en el agujero sin pensarlo vez alguna.
—No lo cree, lo sabe—dijo Wild.
Wild decidió seguirle, Ora y Ram hicieron lo mismo.
Los cuatro se vieron que se encontraban dentro de una esfera, flotando. La esfera era negra, pero había algo que parecían estrellas dando vueltas por su área.
En el centro estaba Vatra magma con dos cuerpos en frente, eran Fupo Ecuso y Ogama.
—Te felicito Kasai—empezó Vatra,—has sido más listo de lo que esperaba. No has caído en mi trampa de usar tu pasado contra ti. Pero me sorprendió ver como te casabas con ella después de lo que erais.
Kasai se abalanzó sobre él, pero Vatra dio un chasquido. Ogama intervino e impidió que Kasai llegara dándole un zarpazo.
—Mientras os tenía ocupados, he aprovechado para traer a tus dos proyectos hermanos y mejorarlos.
—Déjalos en paz—dijo Ram mientras se iba volando hacia Vatra.
Vatrá le lanzó una bola de fuego, ésta cogió a Ram y lo ató a la pared de la esfera. Vatra hizo lo mismo con Ora y Wild.
—Me gustaría invitaros pero esto es entre Kasai y yo—dijo Vatra.
Kasai se preparó para atacar, pero una voz le rondó por la cabeza: “Kasai, soy yo, el guardián, si quieres vencerle, debes recuperar tu poder, pero no estás listo. Puedes conseguirlo invocando al príncipe de las tinieblas, él te ayudará durante solo unos instantes”.
Kasai empezó a mover los labios, pero no salía ningún sonido de su boca.
—¿Qué dices Kasai?, no hablo el mudo—dijo Vatra riéndose.
Unos segundos más tarde, se abrió un pequeño agujero a unos metros sobre Kasai. El agujero empezó a brillar y de él salió una luz que aterrizó al lado de Kasai. Cuando el agujero desapareció y el ser que estaba al lado de Kasai dejó verse poco a poco. Era Musha.
—Vaya, Kasai, veo que me has llamado—dijo Musha,—cuánto tiempo sin verte.
Musha miró a Vatra y luego miró a los amigos de Kasai.
—Tú desátalos, yo me encargo del paliducho.
Kasai se fue hacia sus compañeros y Musha miró a Vatra.
—Vaya, el gran Musha—empezó Vatra,—¿de verdad mataste a siete millones de personas en seis horas?, porque no pareces gran cosa.
—¿Como lo que tienes entre las piernas?—le contestó Musha.
—¿Qué voy a tener, si soy una máquina?
—Ah, perdón, me he equivocado.
—Desde luego.
—Así que no tienes nada entre las piernas, ¿eh?
—¿Pero que te pasa a ti con las piernas?
—Lo siento, en mi mundo se suele insultar con este tipo de cosas y solo quería probar.
—Comprensible—afirmó Vatra.
—Como el hecho de que si yo no soy gran cosa, tu no serías nada—le contestó Musha.
—¿Sabes que tus comentarios no son muy buenos?
—Es que me reservo los mejores para gente con la que valga la pena luchar.
Musha había dejado una sonrisa, algo poco frecuente en él.
—Sigue con esas—volvió Vatra— que te dejaré verde de dolor y sufrimiento.
—A mí ya me deja verde la peste que echas.
—¿Insinúas que mi aroma no es agradable?
—Lo afirmo y lo demuestras.
—¿Que te parece si olvidamos la charla y empezamos los golpes?
—Me parece muy bien, pero solo habrá un golpe, el que te daré de gracia.
—Este lugar es perfecto para encargarme de ti, Musha.
—Que coincidencia, Vatra, yo iba a decir que es el lugar idóneo para darte una buena paliza.
En ese momento, Musha empezó a correr dando vueltas por la esfera.
—Aunque vayas millones de veces por encima de la luz, solo la fuerza gana una batalla—le dijo Vatra.
Musha empezó a saltar de bote y rebote por la esfera, haciendo que Vatra estuviese en medio de cada salto para proporcionarle un golpe por cada salto. Siguió haciéndolo hasta verlo algo destrozado, en ese momento paró.
—Para tu información en forma de gigabytes, la fuerza equivale a la masa multiplicada por la derivada de la velocidad con respecto al tiempo—le dijo Musha mientras le veía levantar.
Habiendo dicho esto, Musha se giró a Kasai para decirle unas palabras.
—¿Y éste principiante te da problemas?—le preguntó,—te recuerdo que la invocación solo dura pocos minutos, dentro de nada me iré.
—¿A dónde?—le preguntó Vatra.
—Como le dije a alguien de APM—Musha se quitó por primera vez sus gafas y dejó ver unos ojos verdes, pero no tenía pupilas,—¿y a ti qué te importa?
En ese momento, Musha empezó a desvanecerse hasta que no quedó nada de él. Vatra se levantó del suelo esférico y vio que Kasai seguía intentando desatar a sus amigos.
—Es imposible que lo logres, pero deja que te ayude—le dijo Vatra.
Vatra hizo un brazo de fuego blanco en su derecha, lo alargó hasta coger a Kasai y golpeó el suelo con él. Acto seguido empezó a lanzarle llamas blancas sin parar. Kasai se cubría.
—Es una pena que hayas perdido tu poder Kasai, sino ahora esto sería más intenso—le dijo Vatra.
Vatra hizo un gesto expulsando un gran conjunto de llamas, después cesó. Pero ese gesto hizo tumbar a Kasai, pero no se inmutó, sino que se levanto. Kasai se quedó temblando por unos segundos y volvió a caer. En ese momento, Kasai empezó a sufrir, el cuerpo le ardía por dentro, notó como algo duro surgía por su interior haciendo agujeros cada vez enormes. Kasai pegó un rito dejando salir de su cuerpo, concretamente de los codos, las muñecas, las rodillas, las vertebras y la cara, unos cristales dorados y naranjas, parecía fuego hecho de cristal.
—Ese truco no me asustará—le dijo Vatra.
Kasai empezó a arder con llamas anaranjadas, corrió a gran velocidad y le agarró del cuello.
—Pues yo estoy flipando—dijo Kasai.
Por primera vez en mucho tiempo, Kasai volvía a tener voz...y poder.


Continuará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario