El
impacto de la mujer ardiente con la pared había provocado que el
lugar ardiente recobrase su naturaleza, al mismo tiempo que un
agujero en la pared y que Kasai volviese a ser negro.
Al
poco tiempo, Ora Ram y Wild habían llegado.
—¿Qué
es ese jaleo?—preguntó Ora.
Kasai
señaló el agujero.
—¿Crees
que Vatra está allí, cielo?—dijo Ora.
Kasai
entró en el agujero sin pensarlo vez alguna.
—No
lo cree, lo sabe—dijo Wild.
Wild
decidió seguirle, Ora y Ram hicieron lo mismo.
Los
cuatro se vieron que se encontraban dentro de una esfera, flotando.
La esfera era negra, pero había algo que parecían estrellas dando
vueltas por su área.
En
el centro estaba Vatra magma con dos cuerpos en frente, eran Fupo
Ecuso y Ogama.
—Te
felicito Kasai—empezó Vatra,—has sido más listo de lo que
esperaba. No has caído en mi trampa de usar tu pasado contra ti.
Pero me sorprendió ver como te casabas con ella después de lo que
erais.
Kasai
se abalanzó sobre él, pero Vatra dio un chasquido. Ogama intervino
e impidió que Kasai llegara dándole un zarpazo.
—Mientras
os tenía ocupados, he aprovechado para traer a tus dos proyectos
hermanos y mejorarlos.
—Déjalos
en paz—dijo Ram mientras se iba volando hacia Vatra.
Vatrá
le lanzó una bola de fuego, ésta cogió a Ram y lo ató a la pared
de la esfera. Vatra hizo lo mismo con Ora y Wild.
—Me
gustaría invitaros pero esto es entre Kasai y yo—dijo Vatra.
Kasai
se preparó para atacar, pero una voz le rondó por la cabeza:
“Kasai, soy yo, el guardián, si quieres vencerle, debes recuperar
tu poder, pero no estás listo. Puedes conseguirlo invocando al
príncipe de las tinieblas, él te ayudará durante solo unos
instantes”.
Kasai
empezó a mover los labios, pero no salía ningún sonido de su boca.
—¿Qué
dices Kasai?, no hablo el mudo—dijo Vatra riéndose.
Unos
segundos más tarde, se abrió un pequeño agujero a unos metros
sobre Kasai. El agujero empezó a brillar y de él salió una luz que
aterrizó al lado de Kasai. Cuando el agujero desapareció y el ser
que estaba al lado de Kasai dejó verse poco a poco. Era Musha.
—Vaya,
Kasai, veo que me has llamado—dijo Musha,—cuánto tiempo sin
verte.
Musha
miró a Vatra y luego miró a los amigos de Kasai.
—Tú
desátalos, yo me encargo del paliducho.
Kasai
se fue hacia sus compañeros y Musha miró a Vatra.
—Vaya,
el gran Musha—empezó Vatra,—¿de verdad mataste a siete millones
de personas en seis horas?, porque no pareces gran cosa.
—¿Como
lo que tienes entre las piernas?—le contestó Musha.
—¿Qué
voy a tener, si soy una máquina?
—Ah,
perdón, me he equivocado.
—Desde
luego.
—Así
que no tienes nada entre las piernas, ¿eh?
—¿Pero
que te pasa a ti con las piernas?
—Lo
siento, en mi mundo se suele insultar con este tipo de cosas y solo
quería probar.
—Comprensible—afirmó
Vatra.
—Como
el hecho de que si yo no soy gran cosa, tu no serías nada—le
contestó Musha.
—¿Sabes
que tus comentarios no son muy buenos?
—Es
que me reservo los mejores para gente con la que valga la pena
luchar.
Musha
había dejado una sonrisa, algo poco frecuente en él.
—Sigue
con esas—volvió Vatra— que te dejaré verde de dolor y
sufrimiento.
—A
mí ya me deja verde la peste que echas.
—¿Insinúas
que mi aroma no es agradable?
—Lo
afirmo y lo demuestras.
—¿Que
te parece si olvidamos la charla y empezamos los golpes?
—Me
parece muy bien, pero solo habrá un golpe, el que te daré de
gracia.
—Este
lugar es perfecto para encargarme de ti, Musha.
—Que
coincidencia, Vatra, yo iba a decir que es el lugar idóneo para
darte una buena paliza.
En
ese momento, Musha empezó a correr dando vueltas por la esfera.
—Aunque
vayas millones de veces por encima de la luz, solo la fuerza gana una
batalla—le dijo Vatra.
Musha
empezó a saltar de bote y rebote por la esfera, haciendo que Vatra
estuviese en medio de cada salto para proporcionarle un golpe por
cada salto. Siguió haciéndolo hasta verlo algo destrozado, en ese
momento paró.
—Para
tu información en forma de gigabytes, la fuerza equivale a la masa
multiplicada por la derivada de la velocidad con respecto al
tiempo—le dijo Musha mientras le veía levantar.
Habiendo
dicho esto, Musha se giró a Kasai para decirle unas palabras.
—¿Y
éste principiante te da problemas?—le preguntó,—te recuerdo que
la invocación solo dura pocos minutos, dentro de nada me iré.
—¿A
dónde?—le preguntó Vatra.
—Como
le dije a alguien de APM—Musha se quitó por primera vez sus gafas
y dejó ver unos ojos verdes, pero no tenía pupilas,—¿y a ti qué
te importa?
En
ese momento, Musha empezó a desvanecerse hasta que no quedó nada de
él. Vatra se levantó del suelo esférico y vio que Kasai seguía
intentando desatar a sus amigos.
—Es
imposible que lo logres, pero deja que te ayude—le dijo Vatra.
Vatra
hizo un brazo de fuego blanco en su derecha, lo alargó hasta coger a
Kasai y golpeó el suelo con él. Acto seguido empezó a lanzarle
llamas blancas sin parar. Kasai se cubría.
—Es
una pena que hayas perdido tu poder Kasai, sino ahora esto sería más
intenso—le dijo Vatra.
Vatra
hizo un gesto expulsando un gran conjunto de llamas, después cesó.
Pero ese gesto hizo tumbar a Kasai, pero no se inmutó, sino que se
levanto. Kasai se quedó temblando por unos segundos y volvió a
caer. En ese momento, Kasai empezó a sufrir, el cuerpo le ardía por
dentro, notó como algo duro surgía por su interior haciendo
agujeros cada vez enormes. Kasai pegó un rito dejando salir de su
cuerpo, concretamente de los codos, las muñecas, las rodillas, las
vertebras y la cara, unos cristales dorados y naranjas, parecía
fuego hecho de cristal.
—Ese
truco no me asustará—le dijo Vatra.
Kasai
empezó a arder con llamas anaranjadas, corrió a gran velocidad y le
agarró del cuello.
—Pues
yo estoy flipando—dijo Kasai.
Por
primera vez en mucho tiempo, Kasai volvía a tener voz...y poder.
Continuará.