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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

miércoles, 5 de octubre de 2016

3-El laberinto neoyorquino [3]

Kasai, Ram y Wild llegaron a Nueva York, Kasai había adoptado la forma de avión como antaño para que Wild pudiese volar (ya que era el único que no podía por sí solo). Cuando Kasai vio Union Square Park, volvió a su forma original para evitar a la gente. Después de eso, los tres pudieron aterrizar con los pies.
Kasai se dio cuenta de que las calles cercanas estaban vacías y había como conexiones entre los edificios hechas con grúas y otros objetos.
—¿Que ocurre?—preguntó Ram.
—Lleva así un par de días—dijo Wild,—han podido desalojar las calles y los edificios, por suerte no ha afectado a una gran zona.
—¿Cuánto?—preguntó Kasai.
—Pues el perímetro parece una F. Subes por la quinta avenida hasta la calle dieciséis, donde giras a la derecha y avanzas hasta tocar el parque, donde bajas por la calle oeste hasta la catorce, bordeas el parque subiendo por la calle del este hasta llegar a la dieciséis, donde giras ala derecha hasta Irving Place, bajas hasta la catorce, donde giras y vuelves a girar hasta la tercera avenida y giras por la doce hasta llegar a la dieciséis.
—Sí que es una F—dijo Ram.
—Al parecer la calle 13, la avenida 4, y la calle 15 son las únicas calles que atraviesan el área sin formar parte de su perímetro.—dijo Kasai,—no me parece una coincidencia.
—¿Cómo?—preguntó Wild.
—13-4-15, trece de abril de dos mil quince, el día que entramos en Ovarion y Kasai acabó en el Limbo—aclaró Ram.
—Eso no me gusta—dijo Wild,—significa que el hombre que secuestró a Yogan sabe demasiado sobre Kasai, parece una Vendetta personal o algo así.
—¿Quién querría vengarse de Kasai?—preguntó Ram.
—Pues la lista es larga—empezó Kasai,—las saetas 11 y 12, Musha, el rey de Ovarion y algún familiar de una víctima, o una víctima, de lo que hice en el pasado mientras era controlado por Átomo.
—Descartemos al rey y a las saetas—dijo Wild,—murieron.
—¿Y de qué debe vengarse Musha?—dijo Ram.
—Pero siempre me la juega—dijo Kasai.
—¿Crees que secuestraría tu hijo para hacerte daño?,—empezó Wild,—Musha sabe como provocar dolor, y secuestrar no va con el.
—Tienes razón, Musha solo mataría a alguien que me importase—dijo Kasai,—si quisiese, sin que pueda detenerlo.
—Juntos podríamos—dijo Wild.
—Con Musha nadie puede—respondió Ram,—recuerda que R estuvo semanas provocando destrozos sin que nadie pudiese pararle, de repente llega Musha y se lo carga en un segundo.
—Será mejor que entremos en este...laberinto neoyorquino y lo averigüemos—dijo Kasai.
En ese momento se fueron a una de las calles, Kasai y Ram saltaron hacia uno de los puentes, segundos más tarde Wild les alcanzó habiendo escalado la pared del edificio. Justo al llegar él, del otro extremo del puente empezaron a aparecer unos lobos de fuego azul que se dirigieron hacia ellos.
—Wild—dijo Kasai,—¿endobimu combinado?
—¿En serio lo preguntas?
Wild se sacó la capucha y la máscara, Kasai coloco sus manos sobre la cabeza de su amigo. Esperaron unos segundos, para que los canes estuvieran cerca, y entonces atacaron. Del ojo en forma de cruz de Wild salio un rayo láser verdoso envuelto en una espiral de fuego. Kasai dirigía ese rayo combinado hacia los lobos. Poco a poco, cada uno de ellos se fue apagando.
Después de aquello, decidieron separarse. Cada uno fue entrando en los edificios, atravesando pasillos y salas, cruzando por los puentes, rastreando a fondo esos laberinto neoyorquino formado por edificios, grúas y otras cosas. Cada uno, a medida que avanzaba se encontraba con nuevos desafíos que afrontar.
Kasai avanzaba a su paso, hasta que de repente se paró en medio de un puente. Empezó a atar cabos sobre lo que había visto: diferentes criaturas, todas hechas de fuego azul.
—Lo veo y no lo creo—empezó Kasai a decirle,—solo he conocido a alguien capaz de hacerlo,pero...lo destruí. A lo mejor pudo escapar a tiempo, engañarme. Si sigue en pie, solo debo percibirle.
Kasai empezó a buscar fuentes de calor por la zona. Se pasó varios minutos, notó a Ram, a Wild, a la gente...hasta que notó algo debajo de un edificio cercano.
Kasai lanzó varias llamas al cielo, era un mecanismo que usaba para alertar a sus amigos. Después, dio un salto y atravesó un edificio desde la azotea asta la planta más baja posible. Al llegar, vio que la fuente de calor ya no estaba, pero sí había un portal que llevaba a algún sitio. Esperó a que llegasen Ram y Wild, y cuando cada uno llegó a su tiempo, los tres entraron.

Continuará.

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