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Pestañas (Basta con pasar el ratón)

viernes, 13 de mayo de 2016

4-Recuerdos [2]

 Al cabo de unas semanas,Ram, Rex y Konran habían terminado una máquina que parecía un portal. Justo en ese momento, Ram fue a buscar a su prima adoptiva para decirle que el momento había llegado. En unos momentos ya estaban delante de la puerta preparados.
Ram tenía su exoesqueleto puesto, Ora su sobretodo verde, una mochila en la espalda y una espada envainada, Konran no tenía nada y Rex iba vestido con una chupa negra y una mochila. Rex fue a recoger cuatro esferas y las lanzó al portal.
—¿Eso que es?—le preguntó Ora.
—Un portal portátil—respondió Rex,—éste de aquí estará activo, pero mientras tengamos esas esferas con nosotros cerradas, la conexión será perdida, de manera que si lo activamos nos traerá aquí.
—¿Y cuando salgamos...?
—Lo traeremos con éste, tiene un dispositivo de magnetización solo para el portal portátil—le respondió.—No sé cuánto tiempo estaremos allí, así que debemos estar bien preparados para lo que encontremos.
En ese momento Ram saltó por el portal, seguido de Rex, Ora y Konran. Cuando pasaron por el portal, se encontraron en en un lugar con el cielo a oscuras, ero podían ver como si fuese de día.
—Parece el Tozal—dijo Ora al ver las casas y la carretera del lugar donde se encontraban.
Pero ese lugar estaba limitado por una barrera de fuego naranja. Justo donde estaban había un cartel que ponía “Limbo de Fernando Valentino”.
—¿Limbo de Fernando Valentino?—pregunto Ram.
—Significa, que esta es la zona de recuerdos y pensamientos de esa persona—respondió Rex,—no sé si vuestro amigo está aquí, pero nos habrá traído algo.
En esos momentos unas voces empezaron a decir un número, el número veintiséis. Ora sacó su espada, Ram se puso en guardia y Konran cerró los puños. Rex, en cambio, les tranquilizó.
—Parece que hay que buscar la casa 26.
—¿Por qué?—preguntaron los tres.
—No lo sé, pero siempre es así—contestó Rex.
Los cuatro empezaron a buscar el número de esa casa, la primera que vieron fue la veintidós. La siguiente era la veintiuno.
—Un momento—dijo Ora,—sí en esta fila va descendiendo yendo hacia abajo y solo hay veintidós, creo que la veintiséis sería la cuarta de la siguiente.
—Es probable—dijo Rex,—vale la pena ir.
Así que empezaron a ir a la segunda fila e ir buscando la veintiséis. Bajaron, y vieron que Ora tenía razón. La veintiséis era la cuarta de la segunda fila. Vieron la puerta abierta, Ora intentó pasar pero no pudo y a Konran le pasó lo mismo. Ram vio que su mano podía pasar.
—Adelante—dijo Rex,—creo que solo puede pasar el indicado.
Ram entró y la puerta se cerró y le reinó una oscuridad extraña, a pesar de verlo negro, podía verse a sí mismo como si fuese de día. En ese momento Ram vio que había cambiado. Su sudadera verde y sus pantalones marrones se habían vuelto negros. Su exoesqueleto plateado se había vuelto naranja.
De repente, del suelo negro se formaron unas paredes de fuego azul formando una circunferencia. De la nada salió alguien parecido Kasai Maguma, pero era diferente, sus armaduras de fuego no eran amarillas y naranjas, sino de gamas azules. Pero su carne era negra y sus ojos eran grises, igual que el auténtico, aunque éste era transparente.
El ser azul empezó a atacar a Ram. Ram vio las intenciones y se cubrió mientras ese ser le golpeaba. Ram contraatacó con un puñetazo. Kasai Azul fue despedido unos metros. Después Ram disparó con su brazo, pero vio un cambio en el proyectil. En vez de ser una granada de ondas sónicas, era una bola de fuego que impactó con el suelo formando una erupción volcánica que envolvió a su adversario. Vio como salía ardiendo por llamas anaranjadas y dolorido. Ram aprovechó para darle un puntapié. Kasai Azul fue más rápido y se teleportó con llamas blancas hacia unos metros detrás de él. Ram se giró y vio como con sus llamas blancas se regeneraba.
—Vamos a ver en qué se ha convertido mi twister sound—se dijo Ram empezando a apuntar otra vez con la mano.
Disparó y vio que expulsó un torbellino de fuego naranja hacia su oponente. El Kasai Azul empezó a correr con la bola de fuego detrás formando el torbellino. Estuvo así hasta que impactó formando una explosión. Cuando la explosión cesó, Ram vio que le envolvía la luz más blanca que jamás pudo ver y se encontró al lado de Ora, Konran y Rex, pero seguía siendo negro y naranja.
—¿Estás bien?—le preguntó Ora abrazándolo.
—Sí, creo que he adquirido algunos dotes de Kasai allí dentro.
—¿Qué has hecho durante todo un día?—le preguntó Konran.
—¿Un día?, pero si llevo allí diez minutos como mucho—dijo Ram.
—Ya dije que aquí el tiempo es de locos—afirmo Rex.
En ese momento las voces volvieron a decir un número. El cincuenta y dos.
—Creo recordar que el último número de esta fila era el 46—dijo Konran.
—Eso quiere decir que el número 52 es la sexta de la tercera fila—dijo Rex.
Fueron a la casa y se encontraron con la misma situación, pero esta vez solo podía pasar Konran. Éste entró y se vió con cambios. Ya no era un Hombre Helado, sus cucuruchos de galleta habían cambiado por estacas de ébano y su helado de menta había cambiado a un fuego anaranjado. Se encontraba en un lugar igual que Ram anteriormente. De repente una pared de fuego naranja se levanto y salió un nuevo ser. Heishi Hacka, transparente y con el traje puesto.
—¿Heishi?, soy yo, Konran. He venido ha buscarte con Ram y Ora, a ti y a Kasai.
Pero Heishi le ignoró, alzó su cañón y le lanzó un potente rayo láser. Konran se cubrió con los brazos.
—Muy bien, ¿quieres fiesta?, pues la tendrás. Me sé todos los movimientos de Kasai, si Ram ha adquirido algunas propiedades, yo también.
Konran empezó a dispararle bolas de fuego, como si fuera una ametralladora. En un momento se cubrió de llamas y corrió hacia Heishi, cuando llegó le hizo un placaje y le dio unos cuantos zarpazos con sus uñas de ébano. Cuando la vio en el suelo, Konran saltó una gran altura, cargó dos grandes bolas de fuego en sus manos las unió para formar una gran esfera ardiente y se la lanzó. El impacto causó una gran explosión, y cuando ésta cesó, a Konran le envolvió la misma luz blanca.
Konran se vio al lado de sus tres amigos, pero tampoco había cambiado su aspecto.
—¿Cuánto tiempo ha pasado?—les pregunto.
—Solo un par de horas—le dijo Rex.
—Vamos a ver qué dicen ahora las voces—añadió Ora.
En esos momentos, no se oyó nada. Ora empezaba impacientarse.
—¿Por qué no dicen nada?—preguntó mirando a Rex.
—Si han hablado entre día y día, supongo que hay que esperar a mañana—dijo Rex.—Y aunque no lo parezca, pronto caerá la noche, así que debemos acampar y esperar.
—De acuerdo—dijo Ram,—Ora, montaremos la tienda. Rex, tú deberías montar la tuya.
—¿Y yo?—preguntó Konran.
—Tú seras la fogata, pero no te acerques demasiado—le dijo Ram.
—Que bien, ahora sé que sentía Kasai cuando lo usábamos de calefacción.
Pasaron unas horas, estaban acampados en medio de la carretera, Ram y Ora estaban dentro de una tienda verde y grande, Rex estaba en una azul para el solo. Estaban calentando nubes sobre las llamas de Konran y las comían al estar chamuscadas.
—Bueno, ¿qué habéis hecho cada uno?—preguntó Ora.
—Yo he tenido que luchar contra un falso Kasai, uno azul y transparente—dijo Ram.
—Vaya, debe ser extraño—dijo Rex.
—Y yo igual pero...con Heishi.
—¿Qué?—dijo Ora.
—¿Esa Heishi es la otra persona a la cual veníais a buscar?—preguntó Rex.
—Sí—afirmó Ram.
—Eso es bueno—dijo Rex,—si no te ha reconocido y era transparente, quiere decir que no era más que un recuerdo de ese tal Fernando Valentino.
—Menos mal—dio Konran.
—Un momento, ese Kasai azul...el dr.Átomo lo describiódijo Ora.
—¡Es verdad!—apoyó Ram,—nos dijo que era Moto Magma, la Saeta Ardiente número 12 y que mandó a Kasai matarlo para sucederle y convertirse en la Saeta Ardiente número 13.
—Hay algo que no entiendo—empezó Koran,—si estamos en limbo de Fernando Valentino, ¿por qué hemos visto oponentes de los recuerdos de Kasai?
—Eso ya lo averiguaremos mañana o más tarde—dijo Rex.—Mientras, Ora y yo debemos vigilar a ver qué nos encontramos, si han salido dos oponentes de vuestro amigo, podrían salirnos a nosotros dos otros.
—Repasando sus oponentes—empezó Konran,—tenemos a los varos y su rey...
—El hombre lobo del bar de los hombres que me raptaron—añadió Ram.
—Y....—en ese momento Ora se asustó,—...a Musha.

Continuará.

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